"Después de haber vivido, venga el sueño y la daga"
















Cuando se está en presencia de un ser humano excepción, la onda se siente.
Este hombre nació en San Juan de la Maguana y desde muy temprano sintió el llamado de la vocación sacerdotal.
Tulio Cordero ingresó a la Orden de los Paules iniciando un recorrido de estudios y predicación que le ha llevado desde sus estudios de Humanidades en Medellín, de Teología en el Seminario Santo Tomás de Aquino y en el Teresianum de Roma.
Cordero acaba de llegar de misión (estuvo dos años) entre los aborígenes de Papúa Nueva Guinea, pastoreando tribus que eran caníbales y que hoy están evangelizadas.

Poeta fiel a la contemplación, la brevedad impactante y la vivencia mística y sensorial desde unos textos que merecen ser mejor conocidos, Tulio Cordero abarrotó la Sala Ramón Oviedo, de la Secretaría de Estado de Cultura, seguido por un público para el cual faltaron sillas para presentar su poemario La noche, las hojas y el viendo.

El poeta José Mármol hizo una presentación exquisita, en la cual reflexionó a fondo sobre la validez de la poesía, de la cual dijo que es un arte trascendente que no sucumbirá nunca y que trasciende todas las artes y todas las ciencia.
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La poesía seguirá siendo la más alta expresión de la lengua y probablemente el único de los artes que no habrá de desaparecer nunca, dijo el laureado poeta José Mármol al presentar el libro La Noche, las hojas y el viento, del escritor y sacerdote Paulino Tulio Cordero, presentado diez años más tarde de la publicación de su obra anterior, Sed de Junco.
Mármol citó a grandes pensadores que sostienen que sólo la poesía sobrevivirá a todas las ciencias y todas las artes.
La presentación de Mármol destacó la capacidad de síntesis, la belleza sensorial de los poemas que, dijo, tienen similitud con el estilo Hai Ku, japonés y que revela la capacidad de descripción sensible y contemplativa del autor.
La sala de exposiciones Ramón Oviedo de la Secretaría de Estado de Cultura se colmó de un público que desbordó la capacidad del local por lo que mucha gente tuvo que quedarse de pies y escuchar la presentación que hizo Mármol de este tercer libro de Cordero. El creador literario había presentado antes Latido Cierto (1986); Si el alba se tardara (1989) y Sed de Junco (1999).
Cordero, cuando tuvo la oportunidad de hablar, agradeció al equipo que le ayudó a sacar este trabajo, particularmente a Estéban Gómez, de la Fundación EG, la cual apoya a estudiantes de pocos recursos.
El poeta leyó algunos de sus poemas brevísimos y sin título que constituyen el cuerpo de su libro.

Algunos de sus textos revelan una recia y sensible personalidad poética:

"Después de haber soñado
dulces son las espinas.
Después de haber amado
muerte venga y decida
Despues de haber vivido
venga el sueño y la daga...
Y en ese mar,
infinito
!atraviésame ese acero
de luz
y de cristal".

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