Reflexiones de un arquitecto sobre el Dia de la Arquitectura

Guardo una profunda admiracion por Emilio Jose Brea Garcia, arquitecto y urbanista que ha tenido que pagar caro el precio de pensar con su propia cabeza, de tener criterios propios sobre lo urbano y de no haber declinado nunca su actitud  reflexiva para mejores ciudades, mas amigables y menos entregadas al sorteo de la indiferencia social y el beneficio de unos pocos.
Ahora me permito tranmitir sus reflexiones sobre el Dia de Arquitectura Dominicana, que es hoy 4 de Noviembre, establecido por Ley. Me parece que hay poca gente con la actitud que tiene Brea para decir verdades en el plano arquitectonico, que quiere decir, el plano de la vida:

 ¿Arquitectura para intelectuales, gente culta y periodistas?


Probablemente el promedio de gente medianamente enterada no sepa que en República Dominicana se hace, desde 26 años atrás, una Bienal de Arquitectura. La provocación intelectual que representa una exposición artística por la interpretativa lectura de sus contenidos, o la audición de un concierto de música “culta” (aunque toda lo sea), sin que necesariamente se dominen los elementos técnicos fundamentales de la música como organismo perceptivo, son retos para la comprensión de la gente del común, pero para la auto proclamada intelectualidad dominicana lo debe ser mayor así como para la adormecida objetividad del periodismo “especializado”, supuestamente al día en cuestiones del dominio público mundial.

En las Bienales Internacionales de Arquitectura de Santo Domingo -BIASD-, que se montan desde 1986, se muestran proyectos y obras, en distintas categorías, que resumen aunque sea someramente, esbozos de ideologías sociales y mezclan ciencia con técnicas y tecnologías constructivas, para presentarse como panaceas de situaciones puntuales que en ocasiones demanda el seno de la sociedad dominicana o los lineamientos de políticas sociales para el desarrollo y el bienestar de las colectividades.

En otras ocasiones son tendencias apadrinadas por bancas comerciales y/o por empresarios de la construcción, que en su condición de promotores, “promueven” el consumo de tipologías habitacionales y/o comerciales. De las primeras ya tuvieron su momento de liderazgo los apartamentos y las urbanizaciones alejadas del centro. De las comerciales, los centros pequeños, en forma de herradura, diseminados por doquier, ahora, vulnerados por la presencia de centros más grandes, que les hacen competir con modalidades de servicio garantizado por agrupamientos, donde el lujo y la seguridad garantizan el éxito.

Sin embargo en las Bienales Internacionales de Arquitectura de Santo Domingo -BIASD- no se ven pugnas empresariales ni de sectores políticos, ni tampoco gremiales. Y quizás es una lástima. Pero si se notan empujes universitarios. La UASD, absurdamente, se escurre de estas lides y lo hace desde siempre. Siente el pánico escénico social que cosecharon en los años ’80 cuando se le atribuyó descontextualización a los trabajos que se atrevieron a llevar a Bellas Artes, en una exposición extracurricular, fuera del recinto de la universidad, solo para encontrarse con la crítica pública que les endilgó su evidente falta de compromiso con la socialización que tanto enarbolaban los lideres de aquellos tiempos.

Ahora los verdaderos intelectuales, los críticos, los periodistas realmente especializados, tienen la oportunidad de desentrañar los proyectos y obras que en esas distintas categorías se muestran en la XI BIASD. Las exposiciones estarán abiertas desde el 3 de noviembre, que es el Día de la Arquitectura Dominicana (según decreto 503, del ’88) y hasta los últimos días de enero del año próximo. 

Allí podrían mirar más que ver, cómo lo contemplativo tiene atractivos de forma, balbuceando un peculiar lenguaje expresivo, que se engalana de accesorios, como el color, por ejemplo, para enfatizar proporciones, volúmenes, ritmos y/o compases, equilibrios, armonías o disonancias en ocasiones imperceptibles, miméticas, tímidas o muy pronunciadas.

Sin abstracciones, el arte utilitario de la arquitectura, puede ser complejo o complicado para algunas personas no habituadas o entrenadas para captar esas singularidades por no poseer esa formación básica que le permita comprender la cotidianidad relacionándola con los valores de lo perceptivo que llena los espacios aún cuando dentro de estos no haya nada.

Y son esas disquisiciones las que se convierten en un reto para las mentes formadas en el inmediatismo local o global, que tamiza todo por el cedazo de lo economicista, sin elocuencia de pensamiento ni prudencial sentido de lo elemental humano. Por ello siempre hemos creído que igual como se asiste a un  concierto, a un festival gastronómico, al play, a los restaurantes y bares, a las inauguraciones de las exposiciones de arte (fecha en que brindan) o a velatorios de alcurnia en funerarias de lujo, los intelectuales, los cultos y los especializados periodistas, debieran asistir a las bienales de arquitectura para tomarle el pulso a la situación del diseño y las construcciones de edificios en RD.

Allí podrían leer explicaciones y comprender razones para idealizar sueños de mañanas mejores, colectivos e individuales, en donde siempre la calidad de vida saldría ganando y donde nadie perdería que no sea la fantasía atesorada en la infancia, la que se le cambiaría por una imaginación fecunda al compararlas con lo alcanzable dentro de marcos reales de proyección profesional.

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