Las actuaciones en Yuniol



Yuniol va a gustar:


Tras algunas semanas de expectativas, muchos meses de trabajo, agotadoras jornadas de las cuales nunca se enterará el público que asistió esta noche perfumado y elegante a la premiere de gala en el Hotel Jaragua, la película Yuniol fue entregada a la consideración de un público integrado por gente vinculada al arte y de éste, al cine, en particular.
Son muchos los aspectos a comentar tras presenciar esta noche la función de Gala de Yuniol, con Alfombra Roja,
transmitida a todo el país por dos canales de televisión: Antena Latina Color Visión.
Pero nos vamos a limitar a examinar un aspecto de Yuniol: las actuaciones.

Alfonso Rodríguez es realizador de muchas producciones, sobre todo para la televisión, que no han tenido unánimemente la aprobación de todo el conglomerado artístico local. Muchas de sus producciones se quedaron en el nivel promedio sin entusiasmar demasiado a anunciantes o público.

Lo que si demostraba este creador era una disposición irrenunciable al trabajo creador. Uno de los actores que más se ha proyectado (precisamente uno de los protagonistas de Yuniol) se dio a conocer en la pantalla chicha con haciendo de un radio (Frank Perozo) en una creación desorbitadamente subrealista y que no aplaudió masivamente toda la jauría crítica del patio.


Cuando hizo el pasado año "Un Macho de Mujer", protagonizada por Roberto Angel Salcedo, mostró que tenía garras, preparación y conocimiento del cine en cuanto arte y negocio, lo que se demostró estableciendo el record de recaudaciones en taquilla para el 2006.
Ahora regresa a la gran pantalla, con un notorio y justo patrocinio para una actividad tan cara y demandante como es el cine, para entregar su segunda gran obra: Yuniol.
El aspecto que más nos interesó fue la actuación, segundo a segundo, de los principales personajes. Y nuestra evaluación es como sigue:


Charityn Goico. Logra alejarse de su imagen televisiva y ¡milagro!: Habla despacio y se le entiende. Logra intensidad en su papel de madre dominante. Al parecer hubo con ella un trabajo para "sacarla de la TV" y meterla al cine, lo cual se nota incluso en el su peinado. Es una actriz entregada a su papel que encarna esa madre rica autoritaria e imponente a la cual la vida le tiene reservadas unas sorpresas.


Milly Quezada. Era el mayor signo de interrogación desde el punto de vista histriónico. Bien conocida en su perfil de cantante popular y reina del Merengue, Milly logra una actuación verosimil, sincera, directa y contagiante. Sus giros interpretativos incluso llegan a ser ricamente humorísticos. Teníamos el temor de que se tratara simplemente de una importación forzada desde el merengue para atraer, como moscas al plato de miel, a los obedientes pagadores de la taquilla. Su actuación es disfrutable.


Shalim : También creímos que se limitaría a hacer el más buenmozon de la película de Alfonso. El hijo de la Charityn se comporta con gran profesionalidad y si bien en algunos momentos lo hubiéramos deseado más diestro en las líneas internas del personaje-eje de la historia, no nos defrauda. Aceptó un desafío enorme y suplantó la experiencia por la entrega y la dedicación con que estudió y desarrolló su personaje. Y en la película resulta ser hijo de Milly no de su madre verdadera, probablemente un recurso utilizado por Rodríguez para romper un nexo afectivo que pudiera afectarle en su rendimiento actoral.


Frank Perozo. Es el más actor de todo el elenco. Logra esta vez llevarse al carajo la mala impresión que nos dejó en La Tragedia Llenas y resulta hasta entusiasmante, logrando que el público esta noche aplaudiera de viva emoción durante uno de sus monólogos más intensos, en el cual él llora. Perozo tiene mucho que dar y evidencia que ahora fue bien dirigido y mejor asesorado. Se nota que se metió en la piel de este Yuniol rico y vanal, para el cual la comodidad material había sustituído los valores de la real amistad y las ventajas del amor por encima de las diferencias de clase.


René Castillo (Yeyo). Se viene desarrollando, en la corta trayectoria del cine nacional, la tendencia de introducir en la trama de las películas, un personaje secundario tan bien desarrollado que en oportunidades se transforma en el elemento más destacado o recordado. Que recordemos ahora así ocurrió con el chofer de taxi de Andrea. Pasó con El Cocodrilo, de Viajeros. Y Pinky recogió ese testamento no escrito, con otro chofer de Taxi, gordo, gracioso y en una oportunidad mal oliente y desagradable.

Es un recurso válido del director. En Yuniol, un actor profesional del cual no tenemos el nombre (entre otras razones porque Severo no entregó una relación con los créditos) hace de un tiguere que "mete mano", en el barrio, donde ejerce un liderazgo delincuencial pero bien intencionado en el fondo.

El Yeyo es producto de un estudio a fondo del tiguerazo del barrio, el que está en la fumadera y la vendedera de vianas para alocar a sus compradores, el que es cómplice de la policía corrupta ía corrupta el que tiene la actitud de protección de los más débiles. El personaje de Yeyo se roba el show cada vez que aparece en pantalla y no opaca más a los protagonistas porque el guión lo amarra mucho.


Sharlene Taulé. Es otra que aprovecha esta oportunidad para limpiar su nombre, luego del mal sabor de la forma en que fue dirigida en La Tragedia Llenas. Probablemente su imagen se siente muy joven frente a sus colegas varones, pero ella logra compensar esa diferencia formal con una actuación que indica que tiene futuro. Debe estudiar más y dominar mejor el fraseo. Hay que anotarle un tanto al guionista que puso en su boca el exacto lenguaje de la carajita clase media alta, tan de moda en estos tiempos.


Cuquín Victoria. Hilarante y veterano, le basta con abrir la boca para que uno ya se esté desternillando de la risa, lo que no le impide establecer diálogos relativamente serios e intensos. Se noto un buen manejo en la dirección de su personaje, el padre del Yuniol rico y esposo de la imponente Charityn.

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