Ante el Nuevo año, una plegaria

El nuevo año llega invariablemente, sin intermediación de convocatoria formal o tarjeta de invitación que especifique el traje a ponerse, el 2008 está a punto de sentarse a la mesa, mirarnos con ojos de sorpresa, piedad, auxilio o desamparo ¿quién sabe? para poner a disposición su indefinida carga de acontecimientos.
Marcados por la fuerza de la costumbre, los seres humanos nos reafirmamos en la idea de la esperanza y en la necesidad de ratificarnos firmes y dispuestos a vivir.
"Nuevamente nos acercamos a un Primero de Enero, con una expresión repetida, en la mayor parte de los casos, sincera: "!Felicidades!", a sabiendas de que lo último en perderse es la fe y la voluntad de ser un pueblo irrenunciable a serlo, a pesar de todo....
A pesar de la violencia que nos arropa y que este 2007 arrojó tanto luto a la familia dominicana.

A pesar de la delincuencia común que parece estar ganando la batalla y que da idea de tener un pie por delante de las autoridades. Nadie ni se siente ni está seguro en las calles ...ni en los hogares.

A pesar de la sangre derramada..

A pesar de las tormentas Noel y Olga que este año nos golpearon como pocas veces se ha registrado en la historia reciente.El inicio de un nuevo año crea el marco para creer que podremos avanzar.

Cada 31 de diciembre, con su perfume de final y su aroma de inicio, nos proporciona ese sentido de que recomenzamos, de que será posible dejar atrás los retorcidos huecos del camino.

El 2008 no será un año sencillo.

El 2008 puede que nos prometa futuro.

Puede que nos fomente esperanza.

Pero que nadie se siete a esperar la entrega maravillosa de su destino.

Que cada quien y cada cual, construya ese destino.

Que cada quien y cada cual, levante esa esperanza.

Que cada quien y cada cual haga el bien que pueda.

Seremos merecedores de la Paz que cada quien y cada cual pueda proporcionar a los demás.El resto es cháchara y festividad que se repite."