Estuve invitado al acto de la Fundación de Héroes del 30 de Mayo en el monumento de la avenida en que fue ajusticiado Trujillo.Debo confesar que me impactaron dos factores: el ambiente de gallardía que subyace entre los familiares y sobrevivientes de la gesta y la parte artística.
Creo que el discurso central, a cargo de Eduardo Diaz, era digno de otro momento. Anda demasiado trujillismo suelto por ahi para orientar un discurso hacia la política economica y el resultado de las elecciones.
El Balle Nacional, dirigido por Mónica Despradel, y unas pintoras (Rosa Elina Arias y Milán Suero, entre ellas), se ocuparon de hacer del arte un homenaje a la Patria y a su deseo de Libertad.
Pienso igualmente que algunas fotografías que presentaron las suelas de los zapatos de Antonio Imbert, pudieron haber sido reenfocadas más artísticamente si lo que se buscaba era originalidad en el enfoque, lo cual es legitimo.
Igualmente se produjo un hecho desagradable: un camarógrafo que llegó tarde, comenzó tomando imágenes del héroe nacional Antonio Imbert mientras se tocaba el Himno Nacional, pero este estaba sentado debido al agotamiento y el calor. Se intentó que no hiciera esas tomas, pero el hombre no se daba cuenta de la falta se sentido común que estaba cometiendo.
Hay que superar la educación de nuestros hombres del reporterismo en la calle.
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Pienso que el ambiente de este 30 de Mayo ha estado muy cargado de añoranza trujillista.
Como es tradicional, en la víspera de este aniversario siempre salen expresiones: puestas en circulacón de libros, misas, declaraciones, muchos programas especiales, aclaraciones, posturas "históricas") que reivindican el trujillismo.
Evidentemente que hay que seguir educando en el sentido de la libertad como conquista en base a la lucha.
Creo que hay que repaldar a la Federación de Federaciones Patrióticas y en parti
cular el Museo Mermorial de la Resistencia, que puede ser visitado ya en :
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