Creíamos que era difícil, que era un asunto complicado sólo en capacidad de ser desarrollado por elencos de compañías extranjeras, que venían de vez en cuando a mostrar las exquisiteces del montaje tan exigente.
Lo que ha ocurrido este año con Los Miserables y ahora con High School Music, dice que no.
Anoche presenciamos éste último y nos imaginamos la alegría de la Nuryn Sanlley.
Debió enfrentar muchas dificltades.
No se pierdan eso, si pueden.
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Fue un parto difícil. Hubo que competir con el montaje del mismo espectáculo en su agradable versión sobre hielo apenas una semana antes del estreno con el talento nacional, con el trabajo que supuso disciplinar y encauzar a 85 nuevas estrellas dominicanas de la escena.
Fue un parto difícil para una artista y maestra forjadora de nuevos valores del espectáculo familiar, agradable, montado con excelencia y dignidad: Nuryn Sanlley.
Fue un parto difícil: fue demasiada la voluntad, persistencia y constancia que hubo que reunir para lograr uno de los mejores musicales montados en la augusta sala principal del Teatro Nacional.
Fue un parto con amenazas, competencias y piedras en el camino: muchos empresarios se vieron en la disyuntiva de decidir a cuál de los dos musicales prestar apoyo: al indudablemente bien realizado por los artistas norteamericanos con su montaje en el Palacio de los Deportes ó la propuesta local.
Fue un parto difícil en el cual, como en ningún otro anteriormente, se pudo ver cara a cara el positivo fruto de la competencia que ha abierto la economía global, incluyendo la las industrias culturales.
Pero cada fase del parto fue enfrentada con la frente perlada de estrellas puestas al infinito por este grupo de artistas nuevos y no tan nuevos.
Cada contrariedad, cada reto, cada acción competitiva, lo que hizo fue dotar de una fuerza interior sobre todo a estos muchachos y muchachas que se decidieron a aceptar todo lo que viniera.
El parto difícil, tortuoso y muchas veces angustiante, ha dado como resultado una nueva referencia para el género, un montaje que tiene que ser tomado en cuenta a la hora de contar glorias e impactos, que tiene que ser reconocido como el aporte crucial de una Sanlley que anoche, sola, cansada, única, lloró para si misma con la ovación de aprobación de un público que era más que la reacción de agrado por la estética desarrollada. Era el grito masivo, palmoteo de por medio, de agradecimiento y de confesión de cuánto se aprecia por lo hecho en 30 años y por la entrega, coraje y decidida determinación a dejar un aporte a la escena nacional con un sello de calidad competitiva en cualquier parte del mundo.
Agradecer a este conjunto de artistas nuevos. Muchos de ellos hijos de artistas establecidos, entre quienes destacamos a Javier Grullón (hijo de Kenny Grullón), simplemente extraordinario; Laura Lebrón (Hija de Mario Lebrón) en su antagónico papel de Sharpey) y desde luego a los protagonistas Ricardo Polanco (Troy Bolton) y Kari Endo (Gabriela), capaces de mostrar un estelarismo de nivel mundial..
No dejen de ver High Scholl Musical. Sería una pena perderse ese parto tan exitoso. Fue tan intensa la lucha para montarlo como placentera la sensación de sabernos capaces de vencen las más temerarias amenazas.
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Fue un parto difícil. Hubo que competir con el montaje del mismo espectáculo en su agradable versión sobre hielo apenas una semana antes del estreno con el talento nacional, con el trabajo que supuso disciplinar y encauzar a 85 nuevas estrellas dominicanas de la escena.
Fue un parto difícil para una artista y maestra forjadora de nuevos valores del espectáculo familiar, agradable, montado con excelencia y dignidad: Nuryn Sanlley.
Fue un parto difícil: fue demasiada la voluntad, persistencia y constancia que hubo que reunir para lograr uno de los mejores musicales montados en la augusta sala principal del Teatro Nacional.
Fue un parto con amenazas, competencias y piedras en el camino: muchos empresarios se vieron en la disyuntiva de decidir a cuál de los dos musicales prestar apoyo: al indudablemente bien realizado por los artistas norteamericanos con su montaje en el Palacio de los Deportes ó la propuesta local.
Fue un parto difícil en el cual, como en ningún otro anteriormente, se pudo ver cara a cara el positivo fruto de la competencia que ha abierto la economía global, incluyendo la las industrias culturales.
Pero cada fase del parto fue enfrentada con la frente perlada de estrellas puestas al infinito por este grupo de artistas nuevos y no tan nuevos.
Cada contrariedad, cada reto, cada acción competitiva, lo que hizo fue dotar de una fuerza interior sobre todo a estos muchachos y muchachas que se decidieron a aceptar todo lo que viniera.
El parto difícil, tortuoso y muchas veces angustiante, ha dado como resultado una nueva referencia para el género, un montaje que tiene que ser tomado en cuenta a la hora de contar glorias e impactos, que tiene que ser reconocido como el aporte crucial de una Sanlley que anoche, sola, cansada, única, lloró para si misma con la ovación de aprobación de un público que era más que la reacción de agrado por la estética desarrollada. Era el grito masivo, palmoteo de por medio, de agradecimiento y de confesión de cuánto se aprecia por lo hecho en 30 años y por la entrega, coraje y decidida determinación a dejar un aporte a la escena nacional con un sello de calidad competitiva en cualquier parte del mundo.
Agradecer a este conjunto de artistas nuevos. Muchos de ellos hijos de artistas establecidos, entre quienes destacamos a Javier Grullón (hijo de Kenny Grullón), simplemente extraordinario; Laura Lebrón (Hija de Mario Lebrón) en su antagónico papel de Sharpey) y desde luego a los protagonistas Ricardo Polanco (Troy Bolton) y Kari Endo (Gabriela), capaces de mostrar un estelarismo de nivel mundial..
No dejen de ver High Scholl Musical. Sería una pena perderse ese parto tan exitoso. Fue tan intensa la lucha para montarlo como placentera la sensación de sabernos capaces de vencen las más temerarias amenazas.
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