El Método Gronholm, !Excelente"

El teatro tiene muchas formas de ser visto.
Y muchas expresiones en su montaje.
Y muchas sensaciones a experimentar.
He estado como espectador del montaje que presenta este fin de semana en la Sala Ravelo, la compañía Proa. fundada por Teófilo Terrero y Mario Lebrón.
Es lo mejor que ha montado ese grupo.
Efectiva, agradable, reflexiva, audaz en sus textos y actuaciones, les recomiendo esta pieza.
No se la pierdan.
El método Conholm
Una escena de El Método Cronholm, original de Jordi Calceran.
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Sala Ravelo. De nuevo ante la mágica promesa de un escenario vacío. Interrogantes y espera. A la vista, y bien logrado, el ambiente de una sala de espera ejecutiva. Cuatro sillones mullidos, par de cuadros abstractos, una mesa al centro y la espera del reinicio del milagro: la comunicación entre artistas y público.
El Teatro, probablemente una de las artes más honestas y testigos del tiempo vivido, vuelve a ser.
La oferta la hace la Compañía Proa, una criatura nacida al calor de los años de amistad y casi hermandad de dos teatristas que hace tiempo se casaron con la tortuosa y deslumbrante brega de hacer teatro a como diera lugar.

Ahora, desde luego, en mucho mejores condiciones y con más experiencia y preparación que en las jornadas del inicio, de la búsqueda, de la información, de los talleres de Otto Coro, desde donde se adquirió lo básico y la propuesta social de un tal Rómulo Rivas, procedente de una Venezuela solidaria y precedente. Tal cual fue el inicio.
Mario Lebrón, como director, ha sabido entregarse durante meses al montaje de El Método Cronholm, una agradable sorpresa escénica basada en la densidad de un texto inteligente, juguetón, intrincado, seductor de las debilidades humanas, sorprendente y bien plasmado, a cargo del dramaturgo español Jordi Calceran, premiadísimo por sus obras y sus guiones y el talento seleccionado de cuatro jóvenes figuras que sin duda alguna, lograron plasmar en la combinación de sus capacidades para dar vida a unas líneas y hacerse responsables de habernos dado una experiencia teatral inolvidable.

Jose Roberto Diaz
Foto: joserafaelsosa.com
Los cuatro están muy bien. José Roberto Díaz, una vuelta al teatro que extrañábamos y que nos alegra, impone el sarcasmo y su presencia marcadora de su espacio; Giamilka Román, resuelta, desafiante y que logra una de sus mejores actuaciones; Ernesto Báez, desdoblado e hilarante, es personaje bisagra que funciona más allá de lo esperado y Amauris Pérez, efectivísimo en la circunstancia dual que le asigna el autor.
Si tienen chance, saquen el tiempo y la actitud para disfrutar de una de las mejores producciones teatrales en lo que va del año.
Los acroartistas, renovados hoy por sus elecciones, que no dejen de ir.
No sería perdonable.

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