Al final de la obra Prohibido Seducir a los Casados, los cinco actores rinden homenaje a la ovación del público que disfrutó de un buen rato con los enredos en un apartamento de casado. Se pasa bien. Foto: joserafaelsosa.com
Esta comedia de lo picaresco es ideal para alejarse de las presiones de estos días, sin quedarse por allá.
Buena producción de Rafael Ovalles, un tanto presivible la escenografía (pero el apartamento era lo que mandaba el guión, y probablemente algunas actuaciones que necesitarían un poco más de ensayo, aun cuando suplieron la distancia histriónica con mucho cuerpo y cuasi-destapes, elementos puestos allí evidentemente para que vengan corriendo a la boletería los afanados en "comer con los ojos" factor que nada tiene que ver con el teatro.
"Necesito con urgencia a un hombre para ir al baño" le dice Fausto Mata a Cuquín, quien se pone más chivo que una cabra. Es una de las escenas de Prohibido Seducir a los Casados, estrenada anoche y que se monta en el Teatro Nacional.
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Si su objetivo era el de hacer reír, la producción sale batiendo las palmas del triunfo.
El éxito del montaje queda asegurado por la consistencia de los elementos comerciales congregados en torno a si misma: el género de amplia aceptación, buena promoción y la presencia de figuras conocidas a lo que se agrega la dirección acertada y previsible de un maestro del arte escénico boudeville: Enrique Chao. Les queda bien. Y va a funcionar perfecto en taquilla.
Nada para marcar conceptualmente el desarrollo del teatro pero que todo sea por el necesario ejercicio de salud mental de tener como panorama algo mucho más agradable que los apagones, las denuncias de corrupción y el PRD deshaciéndose o reconstruyéndose a si mismo, como casi siempre.
Escenográficamente, la comedia demanda un apartamento de soltero lo que va a producir que recordemos otras escenografías parecidas: el apartamento de clase media alta, muebles, un bar y habitaciones sugeridas que ya se han visto anteriormente. Fidel López, aun cuando quisiera, no disponía de muchas alternativas para representar un apartamento…que no fuera presentando un apartamento.
Lo actoral
Habría que hacer una diferencia entre quienes son actores nativos e inmigrantes actorales. Actríz: Edilí, quien se ha preocupado por su formación y que tiene en Minerva, monólogo de Mu Kien Sang su punto más alto; Fausto Mata, quien estudió teatro académico, a pesar de la desfiguración artística que le imponen las comedias sucesivas de la televisión; Cuquín Victoria, autoformado en la práctica y quien comenzó actuando en programas de radio haciendo un Chochueca inolvidable en el Show de Noticias, junto a Freddy Beras por Radio Cristal (espacio que luego pasaría a televisión, donde aún se le extraña como producción de humor respetable.
Figuras venidas al teatro: María del Carmen Hernández, presentadora de televisión y con algunas experiencias en teatro y cine dominicano, que pasa bien, aun cuando deja ver, sobre todo en escenas de intensidad, el vacío de la formación. Pero para papeles ligeros, se sabe manejar y sale por la puerta del frente, si es que no se le van a mirar todos los pelos y señales y Hony Estrella, el talento que descubrió para la radio Jochy Santos, de voz singularmente grave y juguetona y que ha ido creciendo en ese medio hasta llegar a producciones en el Teatro Nacional.
Fausto Mata aprovecha tanto su formación como su graciosa imagen para desarrollar su papel adecuadamente, como Honesto, el embaucador de mujeres que aprovecha el apartamento de su Tío de paseo imaginario por África. Es hilarante, expresivo y provoca el estallido maravilloso de la risa cuando es más necesario.
Edili, está bastante bien, pero nunca superará otros papeles. Cumple con entrega y dignidad, pero no será el papel que la consagre.
Nos detendremos un poco en Hony Estrella, que llama la atención por su atuendo breve, su cuerpo que clama por la rebaja de unas libras, sobre todo de sus impresionantes caderas a los ojos primitivos de los hombres machistas que se llenan de fantasías cuando están en presencia de un producto mediático inalcanzable, como es el caso.
Ella aceptó su rol de Gini, la alocada chica, insustancial intelectualmente, tonta al más crasso de los niveles y deliberadamente provocadora con el vestuario asignado.
El destape
De alguna forma, la figura femenina bastante sugerente y liberal (sobre todo en Hony y María del Carmen), podrían parecer escandalosas a los ojos del mundo puro y casto, pero es parte de su juego. La pena es que el atractivo de ver cuerpos sustituye la motivación estética de disfrutar de un teatro pensado para la inteligencia, pero debe haber de todo en la Viña del Señor.
La escasa ropa de estas dos chicas operarán como plato de miel sobre las moscas irreflexivas que ignoran que al final, se les está alimentando con una cuchara vacía.
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