Cuando alguien muere, sobre todo si se trata de una muerte tanto inesperada como trágica, existe una especie de combinación que cruza condescendencia social de modo que se diga todo lo bueno que era y el afán morboso de indagar en su vida privada.
Clamo para que los restos de este amigo, del cual me siento orgulloso, marchen hacia la eternidad por la ruta de la paz. Y que guardemos de él recuerdo de su ejemplo como profesional y como persona. La violencia es un signo que nos puede tocar a todos, estando incluso viendo televisión en nuestras casas con la familia.
Conocí a
Micky Bretón cuando, tras haber llegado de España de estudiar Televisión, era coordinador de producción de Nuria en el 9, (lo que hoy es simplemente Nuria) y desde entonces conservo de su trato la mejor de las impresiones.
Particularmente su sonrisa permanente era un signo distintivo.
Hablaba con conocimiento de los asuntos de televisión, en voz baja y mirando a los ojos. De trato afable y con un sentido muy profesional de su trabajo, Miky, mi amigo, cultivó excelentes relaciones en Color Visión y particularmente con Nuria y Sonia Piera, hasta el momento en el cual entendió que debía desarrollar su proyecto propio, lo que fue entendido por ambas.
La última vez que le ví fue en la XI Muestra Internacional de Cine, en el lobby de Palacio del Cine de Bella Vista Mall, donde conmentamos una de las películas alemanas.
Ahora que nos ha dejado, guardemos de él esa referencia personal y de trabajo que tanta falta hace para engrandecer esta Nación.
Una oración por su alma y paz a sus restos.
1 Comments
Muerto está, y por ende, al él estar del lado de los comunicadores, éstos limpiarán, por decirlo así, su imagen, lo cual es de amigos, y muy normal. Pero quitarle parte de la responsabilidad de su muerte, es afectar de manea directa y grave a la otra persona que estuvo con el difunto en aquella habitación.
Si existen tantas versiones de la conspiración contra el difunto, asumo que es porque se obvian intencionalmente las que puedan tachar en algo su imagen de "gente bien", de "comunicador", eso. Y por ejemplo, si yo comunicador fui amigo del difunto, y éste estuvo envuelto en problemas poco pudorosos, si bien me duele su partida y alabo sus virtudes, lógico es que me concentre en éstas para que lo engorroso no me embarre. Supongo.
Lástima que ese chico, que debe pagar por lo que hizo, no tenga la suerte de contar con amigos comunicadores influyentes que puedan ayudarle a limpiar a su vez su imagen. Amigos y familiares tendrá que dirán que él también fue víctima de una violencia sutil hasta cierto punto. La violencia sutil, indirecta, e implicita que ejerce alguién con dinero, renombre, influencia, y con ganas de sexo.
Que el difunto haya cometido el error de relacionarse con personas delictivas, es algo que no se debe ignorar, puesto que por ahí fue que sangró y se desangró. Que nadie comente, es decir que no haya "comunicadores" que no saquen esto a relucir, muestra el estado de control, hermetismo y conservadurismo que poseen los medios.
Claro está, la historia la escriben los más fuertes... y los más ricos.