Anoche presencie la mirada de los Angeles.
Este relato es de esos que nos cuentan cuan buenos somos .
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( 2:05 de la madrugada de hoy, 8 de Marzo.
La emergencia del Centro Médico Dominicano estaba tranquila. Apenas tres pacientes: una chica con mareos, otra con diarreas y alguien que viene a chequearse la presión. Hay un ambiente de tranquilidad casi monótono para una emergencia.
Todo tranquilo hasta el momento en que irrumpen unos gritos exaltados. Las puertas de la emergencia son abiertas de par en par por dos jóvenes que traen apresuradamente a un muchacho desfallecido. Inicialmente parece muerto, pero no. Está muy grave. Sangre en la cabeza, y el cuerpo sin movimientos.
Se trata de un muchacho de Haina (Pedro, nombre supuesto) que, pasado de tragos, se fue con su motor contra una pared. Sin casco y muy tomado, la cabeza sufrió serias fracturas. Hay sangre en el cerebro y un edema pulmonar.
Todo es un caos. Gritos, Movimiento del personal medico. Instalación de monitores, equipos de respiración, tanques de oxigeno. Entubamiento por la traquea para que pueda respirar.
Un medico toma el mando y llama a los parientes a la calma, examina al paciente. Cinco médicos y enfermeras están auxiliando al joven que aun respira.
La mala noticia: Cuidados Intensivos del Centro Medico Dominicano esta lleno. Hay que llevarlo a otro lugar. Llega la madre, evangélica, quien llora y hace oraciones junto al cuerpo exánime y en estado de gravedad.
Los amigos del paciente, presionan. Y se desesperan.
El medico ángel se ocupa de llamar a otra Clínica, el Centro de Otorrino y Especialidades, donde detecta que hay espacio para recibirlo. Hay que llamar una ambulancia urgente para trasladarlo.
El joven sigue grave.
Llega la ambulancia privada. El costo es de 3.000 mil pesos. Hay que buscar ese dinero. Corredera. Salen algunos. En procura de dinero.
Vuelven. Aparecen dos mil. No se puede llevar si no es en ambulancia. No se puede internar en el Centro Medico Dominicano.
Los parientes llegan con dos mil pesos. Faltan mil. Declaran que no apareció nada mas. El personal de la ambulancia, que pertenece a una empresa privada, indican que no pueden hacerlo por esa cantidad.
El doctor que ha tomado el liderazgo, y que hizo los contactos para ubicarlo en otra Unidad de Cuidados Intensivos, hace conciencia del problema y se va al teléfono.
Habla con el director de la Clínica, quien ordena se paguen los mil pesos faltantes para que el paciente sea trasladado. No es la primera vez que lo hace, dice una enfermera en voz baja. "No le gusta que digan eso". Y el gesto complementa toda la diligencia que pusieron medicos y enfermeras, que lograron estabilizar el paciente.
Sensación colectiva de alivio.
El paciente se pasa de la camilla de emergencia a la de la ambulancia.
El paciente esta en cuidados intensivos del Centro de Otorrino, en la Av. 27 de Febrero, casi esquina Leopoldo Navarro. Sigue grave. La esperanza es que sobreviva.
Y que tome, entonces, otro ritmo de vida.
Los milagros son posibles.
Los Ángeles existen.
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