El diario El Caribe anuncia hoy el sometimiento a la justicia ordinaria, por difamación e injuria, a la señora Angelita Trujillo, quien aparece firmando un libro de creación colectiva por parte de varios intelectuales y escritores contratados (los cuales no aparecen acreditados) . Ese era el camino que había que tomar, desde el principio. Pedir la prohibición - y lograrla- es igual a actuar como lo hacía la dictadura.
No se debió esperar tanto. Un fallo y una dilación de las familias y personas afectasdas por las mentiras y difamaciones de la publicación atribuida a la hija predilecta del tirano. El problema no estaba en el libro como producto editorial ni en que se vendiera o no se vendiera.
El libro tiene meses circulando y recibiendo la promoción gratuita desde el momento en que se impidió por la fuerza el acto de puesta en circulación, hasta las quejas mediante comunicados de prensa, entrevistas en los medios y debates en pasillos, buhardillas intelectuales, los cafés de El Conde y los restaurantes.
Con la actitud de queja eso no se lograba gran cosa, excepto promoción y mercadeo. La gran jornada educativa es la que origina ahora el panel que hizo el Archivo General de la Nación el pasado jueves 20 (cuyas ponencias no están aún colgadas en la página del AGN. Sólo se ha difundido la que presentó Cassá, quien habló a titulo personal como historiador, no como director del Archivo.
Ese era el camino.
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