Esta es la zona en que se instaló el Parque Temático del Ayuntamiento del Distrito.
Es muy congestionada por tánsito de alto volumen.
No tengo, frente a Roberto Salcedo, ninguna postura previa en favor o en contra.No tengo militancia política aun cuando los temas de interés público nos tocan de diversa forma porque,particularmente en torno al ayuntamiento, lo que se decida nos afecta o nos beneficia en tanto somos ciudadanos.
Lamento opinar a unos días de las elecciones, pero los temas tampoco deben ser dejado de lado por la celebracion de unos comicios. Quien vaya a votar por Roberto, no dejara de hacerlo por este error lamentable.
El parque temático inaugurado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional en la Avenida Lincoln, es un proyecto que debió haber tenido mejor asesoría arquitectónica, paisajística, didáctica, urbanistica.
Hay asuntos de estética que se perciben con el sentido comun: esos animales provocan risa por la ridicula realizacion. ?Nadie vio antes una prueba o un demo?
No me gustó esteticamente el conjunto escultorico, lastimeramente mal realizado, con colores impropios de las especies presentadas, las cuales son extrañas a nuestra fauna y la selección del lugar tampoco fue la apropiada. Una intersección de alto tránsito, donde antes había un pinar.
El cocodrilo y la cobra que fue retirada
No estoy cion de a tono del reportaje que publica nuestra querida compañera Sonia Tejada.
Emilio José Brea, un arquitecto urbanista y con una larga trayectoria de aportes críticos al urbanismo de Santo Domingo, tiene una posicion que debe ser tomada en cuenta.
Me permito reproducirla completa.
Hemos leído el reportaje firmado por la destacada comunicadora Sonia Quezada de la fecha (12 de mayo, página 30 de El Nacional, Sección Que Pasa!), en el cual a juzgar por el titular se destaca lo que parecería una positiva gestión pública, e invitacional, para la defensa de los animales, con la creación de lo que se ha dado en llamar, erróneamente, "el parque temático" recién creado por el Alcalde del DN.
Y nos permitimos aclarar que el calificativo de parque es erróneo porque los mismos son grandes extensiones de terrenos y los temáticos son muy específicos, pero además con un alto contenido cultural y con facilidades de diversas índole, las cuales éste no reúne, construido en un espacio residual de la ciudad, en las fronteras de las circunscripciones 1 y 2 del DN.
Las plazas surgieron en el Renacimiento por la necesidad de sanear los angostos resquicios urbanos del medioevo, y los parques como necesidad de esparcimiento. Estos fueron creados en las afueras de las todavía amuralladas ciudadelas. Después de los grandes jardines y pabellones de caza de la realeza europea, los cementerios fueron, en América, de los primeros parques periféricos acondicionados para el solaz de los días feriados y fines de semana.
Los dominicanos les llamamos parque a una plaza y les asignamos antojadizamente definiciones particulares porque somos muy dados a recrear con el humor las cosas públicas.
Por eso el espacio a que nos referimos, adquirió de inmediato, nombres y calificativos que no vamos a enumerar, pero que preferiríamos denominar traumático y no temático.
Con la excusa de recuperarlo y extraerlo de una supuesta litis que se aduce ganara el DN, el lugar fue defoliado (había un tupido pinar) y asumido, como ahora se le ve.
Pero lejos de agenciarse una aceptación pública (como se lee en el reportaje), es visitado por simple curiosidad ciudadana.
El que escolares, familias y grupos lo mantengan lleno, día y noche, es producto o resultado de la promoción indirecta que le hemos hecho al criticarlo por su ubicación, su falta de facilidades sanitarias y de estacionamientos, su dudosa reputación estética (siempre subjetiva), la carencia absoluta de la información necesaria que apuntale su pregonada vocación didáctica y cultural, que se realiza incluso con réplicas zoológicas de una fauna que no hemos tenido nunca (Jirafa, Elefantes, Águila, Gorila y hasta hubo una descomunal serpiente Cobra que desapareció, por suerte en el proceso de construcción).
Allí el verde es artificial. Nunca se había visto un gorila verde ni mucho menos un Águila.
Pero es el verde la carnavalezca excusa municipal, con demagógico desdén por las inteligencias ajenas.
El sitio elegido para impactar mediante el efecto aportado, desmiente la utilidad práctica del mismo por razones arriba expuestas; les contradicen las elementales lógicas de uso que no sean a riesgos personales, dadas las características del lugar, su forma y carencias de estacionamientos directamente relacionados con el entorno que se propicia.
La contaminación circundante, por el alto tráfago vehicular, es un mentís rotundo a toda intención de sanidad pública en el micro sector (giros vehiculares cerrados hacia el norte, congestionados desplazamientos de superficie hacia el oeste y un elevado hacia la misma dirección).
La próximidad de las recién construidas instalaciones de la multinacional tienda vecina, agrega mayores aglomeramientos visuales, paisajísiticos, físicos reales y percepcionales, y el emplazamiento de los artilugios sobre el espacio referido, no hacen mas que abrumar de efectos sin lógica referencial alguna, el transcurso de viandantes ocasionales.
Creemos que el trabajo de la señora Quezada, laudatorio sin reservas, con especificidad de datos evidentemente suministrados por sus promotores, equivoca su apreciación objetiva al considerar que la gente lo visita por aceptación y no por curiosidad.
Con 11 millones, aunque le haya "gustado" a dos escolares (citados por sus nombres sin establecer edades ni lugares de procedencias, que son datos ilustratorios), se pudo haber realizado un mejor trabajo.
Hace ya mucho tiempo que al urbanismo, al arte público, a la arquitectura del paisaje, a la escultura conmemorativa o decorativa, o documental, se le viene faltando el respeto en nuestro país, como si no existieran profesionales hasta con especialidades en estos menesteres.
Lamentamos discernir con la señora Quezada, pero como promoción, válida en tiempos de campañas reelectorales, su trabajo falla porque debió edificarse sobre bases sólidas, con referimientos técnicos no meramente enunciables sobre las cantidades de artefactos y las propiedades supuestamente educativas de unos esperpentos que han sido, realmente, ridiculizados en su esencia natural, caricaturizando un entorno que pudo haber tenido mejor suerte municipal y pública.
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