El que llegue una visitante seductora (nada menos que proveniente del Brasil carnavalero y sensual) a la casa de un matrimonio "tradicional" y solicite a la señora del hogar, que le preste su marido, no es una circunstancia ordinaria. Tal es el argumento de este agradable montaje teatral, con que se reinicia la temporada 2012 el Teatro Las Máscaras y que garantiza un excelente rato de risas, carcajadas y reflexiones. Tiene alguinos detalles por mejorar, actortalmente hablando, pero que habrá tiempo, suponemos, de lograrlo.
Esta comedia, respecto de la cual, y lastimeramente, no se destaca quien la ha escrito, apela con el mismo sentido de la trayectoria de una Dama-Teatro con que Venezuela premió a República Dominicana, al tema de la relación humana en el matrimonio, su relación con la fidelidad y las “morales” con las que la sociedad suele jugar.
Una pareja tradicional, conformada por dos “expertos” en relaciones de paraje, ambos conferenciantes (a hombres y mujeres tomados como públicos respetuosamente separados por género), ve interrumpida su tranquilidad hogareña por la visita de una brasilera atractiva e imponente, que llega al hogar con el objetivo de lograr que le sea “prestado” el marino de la señora tan solo para tener un hijo genio.
Los personajes de Pablo (Luciano García Días (son “s”), Leticia (Lidia Ariza) y Simone (Ana Mercedes Soto), entrelazan sus parlamento y acciones de escena para provocar un caudal casi incontenible de risas engarzadas en lo grácil de un tema que se presta a que repensemos las vinculaciones afectivas, atizadas por el liberalismo de moda y carenciado de fórmulas que le den consistencia.
Actoralmente
Sacamos del enfoque a Lidia Ariza por veteranía y probada efectividad, para analizar el aporte de Ana Mercedes Soto, una figura relativamente nueva, quien enfrenta el reto de hacer un personaje con acento portugués, (Simone) en su afán de seducción circunstancial de Pablo (García Días), quien sin duda logra un excelente trabajo como el personaje piedra de escándalo. Esta convincente y seductora y sale al frente con una propuesta escénica que revela sus deseos de establecerse en la escena nacional.
Luciano García Días, dotado de muy buena presencia, procura llevar su personaje a la altura de los dos femeninos con lo que ofrece la promesa de establecer un nombre respetable en la escena. En algunos momentos pierde el “espíritu” de su patriarcal personaje, pero se recupera. Debe centrarse mucho más en los detalles interpretativos.
Lo que significa Germana
Lo que ha hecho Germana Quintana durante años, para mucha gente rotundamente equivocada, es hacer teatro ligero, comedias sin el aparataje del experimento viceral y radicalmente comprometido con la denuncia social.
Para mucha gente, más equivocada todavía, lo que ha hecho Germana Quintana, es abrir un espacio de teatro para sacar, con todo su derecho, el pan de cada día.
Para menos gente, el Teatro Las Máscaras, es un proyecto privado ( con 11 años de existencia )para vivir del teatro y de los talleres y capacitaciones que allí se ofrecen, actitud que no es ilegitima, ni irregular, ni contrariante de la esencia del buen hacer teatro.
Pero, he aquí la gran equivocación de las concepciones primarias, al momento de juzgar la obra extendida por años de la Quintana.
Ella, en realidad, en una embrujadora escénica de sueños de ser mejores, ella nos ha presentado durante años, con toques finos de ironía, comicidad a flor de piel y convocatoria del pensamiento reflexivo sobre la relación de pareja, infinitamente compleja…logrando en su proceso que nos riamos de nosotros mismos, de nuestras miserias, infidelidades, vacilaciones taxativas indiscutibles para mostrar el variopinto y complejo panorama humano de las vinculaciones de pareja. Ese y no otro ha sido el sinónimo exponencial de la obra de esta directora, no apreciada aún en todo su valor y entrega.
El público concurrente a Las Mascaras que acude a estas anhelantes 41 butacas, frente a un escenario amigable y el que se ofrece un contacto tan directo con los artistas que apenas unos centímetros son la distancia entre el uno y los otros. Tal es su escala humana.
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