Delmonte Peguero se dirige al público antes de iniciar. |
130 voces, 44 músicos sinfónicos, cinco voces solistas, cultivadas con la precisión y paciencia de orfebre (Rafaela Taveras, soprano; Glemmer Pérez, Mezzosoprano; Modesto Acosta y Nelson Veras, tenores y Johan Sepúlveda, bajo); un director satisfecho y socarronamente sonreído desde su asiento convaleciente, (Profesor José Delmonte Peguero), dos directores invitados: Fernando Herrera y Andrés Capellán) y la voz indescriptiblemente hermosa de un tenor que se atrevió a desafiar los aires con su timbre limpio y firme : Enrique Pina, quien hizo, por vez primera en el país Requien Op. 05 de Héctor Berlioz, una pieza que demanda técnicamente una destreza virtuosa, para permitir, al terminal el concierto, que coro, orquesta y solistas hicieran la compleja coral, intrincada en sus cruces vocales.
Enrique Pina, la voz más alta de la noche del Concierto de Viernes Santo. |
El Monseñor Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, junto al nuncio papal George Woosolonsky, el obispo Monseñor Arnaiz y el sub-administrador de Banreservas, José Guzmán Ibarra (representando al administrador, licenciado Vicente Bengoa) conformaron la línea primera de público, en el cual se escucharon piezas de los maestros Friederich Haendel, Wolfang Amadeus Mozart, Giuseppe Verdi, Gioachino Rosini, Gabriel Urbain Fauré y Georges Bizet.
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