Una mujer es asesinada cada dos días en RD

El Observatorio de Ejercicio Ciudadano de las Mujeres acaba de dar a conocer el balance de los seis primeros meses del 2012, dando como resultado 98 mujeres asesinadas, que en el pais se mató a una mujer cada 44 horas, una cada dos dias. Cualquiera lo dice como jugando con las estadisticas. He escrito sobre la Jornada Nacional dde Luto frente al Congreso y posteriormente para constatar como los feminicidios siguen su agitado curso.
Pero lo que trasluce de este informe es el perfil de una epidemia urgente que reclama una actitud de toda la comunidad, tanto por la tragedia que implica como por las formas cada vez más terriblemente crueles que ponen en práctica los asesinos que se siguen creyendo en el derecho de disponer de la vida de una mujer que decida quien se le acerca y quien no, con quien desea terminar relaciones o simplemente no iniciarlas.

El informe del Obseratorio, realizado con gran sentido didáctico, con la base documental de las cifras oficiales de la Procuraduría General de la República, es un ejemplo de un producto comunicacional que puede servir para ilustrar sobre una realidad que corre el riesgo de camuflajearse entre cifras impactantes y cantidades de dolor compartido. Por tanta muerte innecesaria y cruel


La Colectiva Mujer y Salud expresa satisfacción por la respuesta de la ciudadanía al llamado de alerta frente a la situación de violencia contra las mujeres que hicieron decenas de organizaciones la semana pasada en la cual se llamaba a declarar  al país en estado de emergencia nacional  por los feminidicios.


Al hacer entrega de este reporte semestral del observatorio Ciudadanía  Activa de las Mujeres, reiteramos nuestro llamado a las autoridades para que pasen de los discursos a inversiones en políticas públicas en el ámbito de la prevención, la atención y  sanción  a la violencia como medidas necesarias para hacer frente a esta tragedia.

Las nuevas autoridades tienen una gran oportunidad para concitar el apoyo de todos los sectores de la vida nacional para hacer frente a este flagelo que daña a las familias, a las comunidades y a la sociedad en términos generales. Se requiere de esfuerzos mancomunados para superar la cultura machista y patriarcal que genera la discriminación y las relaciones desiguales de  poder entre los géneros que sostienen este modelo violento de masculinidad. 



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