Solo
en el mes de septiembre, tres hombres y una mujer con SIDA fallecieron porque no recibieron atención médica denunció Fundación Lluvia de Bendiciones, integrado por personas que viven con VIH.
“Estas
cuatro personas murieron sin atención médica que solventara sus condiciones de
salud, sin que se atendieran sus dolencias, abandonadas a su suerte. ¿Puede
haber una peor forma de morir que en medio de la soledad y el rechazo? se preguntó abogada Olga Moquete Paredes, vocera de la
organización.
La abogada Moquete Paredes, dijo que uno
de los hombres con SIDA era un interno recluido en la cárcel pública de la Fortaleza del Ejército, de nombre Miguel y quien tenía un acceso en la pierna derecha, el
cual no era atendido por las enfermeras del Hospital Pablo Paulino, por lo que esa labor de profilaxis
la tenía que hacer una hermana. Ese recluso procedía de la cárcel pública de
Samaná.
La
dirigente de Lluvia de Bendiciones indica que en el Hospital de Las Terrenas
hay médicos que recomiendan sala de aislamiento para pacientes que solo tienen
SIDA, enfermedad que no se transmite por el aire. Pidió una investigación y
sanciones para quienes desde sus puestos de servicio en salud, discriminan a
los pacientes.
Dijo
que también falleció el esposo de una
embarazada seropositivo y una paciente con una co-infección de tuberculosis,
dijo Moquete Paredes.
Denunció
que teniendo tuberculosis, esa paciente no recibió los medicamentos
obligatorios que establece el protocolo de parte del programa de esa enfermedad en el Hospital
Pablo Paulino, de Las Terrenas.
Moquete
destaca que el director del Hospital Leopoldo Pou, de Samaná. el doctor
Humberto Ortega, y la doctora Johnson, han sido consecuentes con los pacientes
del SIDA y los puso de ejemplo para la clase médica y para-médica.
La
licenciada Olga Moquete Paredes, abogada y vocera de Lluvia de Bendiciones,
organización integrada por personas que viven con VIH indicó en todo el país siguen vigentes el discrimen y el estigma contra las personas
que viven con el Virus del VIH o el SIDA.
Moquete
Paredes, al tiempo de extender sus condolencias a los parientes de esas cuatro
personas fallecidas sin atención médica, indica que ese discrimen no solo se
produce en Samaná, sino que se expresa en muchos otros puntos del territorio
nacional, donde el personal de salud aun
evita tratar a los pacientes del SIDA.
Moquete
Paredes, quien es abogada y líder de Lluvia de Bendiciones en presencia del doctor Víctor Terrero,
director ejecutivo del Consejo Nacional
del VIH y el SIDA, quien reclamó al personal de salud de los centros
hospitalarios del país a impedir todo tipo de
discriminación de discriminar a las personas que viven con esa
condición, y recordó que la Ley
135-11 establece el derecho a una atención a tiempo y profesional y
técnicamente bien administrada.
Víctor Terrero
El
director del CONAVIHSIDA, doctor Víctor Terrero, advirtió que si un médico o
enfermera le niega la atención a una persona con VIH o con Sida, o a la trata
con discriminación, debido a su condición, ésta tiene derecho a quejarse y
reclamar el cumplimiento de la ley por las vías correspondientes.
“Las
personas con VIH deben ser tratadas como ciudadanos con los mismos derechos”,
sostuvo el funcionario.
Terrero
insistió en que se debe hacer conciencia al personal de salud sobre el derecho
a la atención que tienen todos los pacientes y en particular los que están en
el marco del VIH (que es una condición de crónica salud, no una enfermedad en
si misma, y quienes tienen el SIDA).
La
doctora Moquete Paredes indicó que los dolientes de las cuatro personas
fallecidas, solicitaron, en su derecho a la confidencialidad, que no se
publicaran sus nombres.
Niegan
atención embarazada
“Una
mujer embarazada fue a buscar atención al hospital de Las Terrenas y se la
negaron, y tuvo que salir huyendo a otro lugar para que la atendieran”, aseguró
Olga Moquete, coordinadora de la
Fundación.
La
paciente Maritza Reyes, quien se
encuentra actualmente en el Hospital de San Francisco de Macorís en proceso de
parto. No fue dejada en el Hospital Leopoldo Pou, de Samaná, porque
allí no hay incubadora.
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