María
Montez, figura nacional del cine internacional de antaño, cuando era muy
improbable que la gran industria asimilara una chica procedente de una
desconocida provincia sureña llamada Barahona, y que triunfó en base a una combinación
de talento, esfuerzo personal y belleza exótica con una capacidad de arrobarse
todas las pantallas y todas las fantasías de hombres y mujeres, seducidos, cada
cual a su manera, por aquellos ojos rondando por las esquinas innombrables del
universo de la belleza inexplicable.
Con motivo
del centenario de su nacimiento, acaecido en 1912, varios son los proyectos que
se han erigido para levantar su memoria, de entre los cuales la Agenda 2012 de Pinturas
Tropical es el que mejor la documenta.
En el plano
teatral, este de Ovalles, es el segundo que se monta en el país, para llevar a
escena la vida, el trayecto y el final trágico de esta artista del cine.
También resalta el buen montaje de Luis
Dantes Castillo, en Sala Ravelo (que comentamos en su momento) y que no
debió remontarse una semana antes de
éste otro para evitar confusiones y choches en la promoción en los medios.
Elizabeth
Ovalle acepta el desafío de trabajar en una sala, como la Aida Bonelly de Díaz, que no
cuenta con las condiciones técnicas para montajes de teatro, pero que soluciona
de modo en la medida en que le fue
posible, planteando un entramado que vincula proyección en video que incluye
una conducción digital por parte de un periodista actual que admira a la Montez , la proyección de
escenas de sus películas y de carteles de sus producciones (algunos vistos por
primera vez, proporcionados por la Dirección
General de Cine y otras fuentes).
Lo actoral
Fifi
Almonte, ante uno de los desafíos histriónicos más fuertes de su carrera, saca
expone la vida de esta artista, con una interceptación que se concatena con las
intervenciones del video que conduce la historia.
La actriz
se “mete” en la piel de la figura cinematográfica y reproduce ambiente,
situaciones, personajes y circunstancias, en general con cierto, Restablilla
parlamentos en algunos instantes parlamentos que sabemos puede
gerenciar mucho mejor.
en la
interpretación.
Basada en
la biografía de Margarita Vincens de Morales, la historia es una oferta distinta,
con elementos que alguna gente no comprendió de primera vuelta, como el
personaje oscuro, lento, casi sonambuloide, sus ademanes, su vestuario y
ademanes, y que no es otro que la tragedia que solapadamente le acompañaría
hasta su partida a destiempo.
Ese
personaje, quienes no están al tanto de lo que fue la vida de la actriz, no se
le encuentra sentido, agravada la circunstancia por su diseño de arte altamente
chocante a los ojos de quien está en ignorancia de lo que se intenta decir.
Lo
coreográfico
Alexander
Duval diseña el desarrollo en escenario de una pieza lo suficientemente extensa
para mostrar la versatilidad de la
Almonte y sus apoyos danzarios (Luis Pérez y Diómedes
Alberty). El número interpretado refresca la escena y permite que la Almonte se exprese en un género
escenico que pocas veces ha tenido oportunidad de enfrentar.
Lo “fashion”
El
aspecto vestuario adquiere en esta pieza, una singular importancia. Este
poderoso recurso llena con sus expresiones desde antes de iniciarla pieza, con
la exposición de modelos en el lobby de la sala, donde se inicia posteriormente
la obra.
Si se
vincula al vestuario de una obra de teatro, particularmente si la pieza
escénica impone los estilos de la alta moda de las estrellas, y el nombre de
Leonel Lirio, lo que queda por ver es una experiencia de excelencia.
Lirio
logra, con el desfile de los trajes, particularmente los de alto lujo,
reafirmar su talento apoyado en un cuidadoso estudio de los telares y líneas
del vuelo con que se vistió la estrella, la Reina del Tecnicollor.
Vayan a verla
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