Me ha causado gran preocupación el incidente en
el programa Con Domingo y el Pachá, por Color Visión el fin de semana, en el
cual Toño Rosario volvió a decir cual es el animador de televisión más
importante en el país.
Fue un incidente feo, desagradable, fue
exacerbación de egos, fue innecesario, fue grotesco, aun cuando también fue una
exitosa estrategia mediática de llamar la atención y ser centro de las
conversaciones virtuales y cara a cara de las personas.
Independientemente del criterio del popular
merenguero y de la violenta reacción que
provocó en Frederick Martínez, nuestro amigo, a quien guardamos respeto por su
talento indiscutible, creo que es el momento de escribirle una carta sobre el
tema del ego artístico, la necesidad de reconocimiento, la humildad y la vana gloria de los seres humanos.
Esta es mi cartita a Frederick Martínez:
Apreciado amigo:
Ya lo ha dicho la Biblia, que tantas veces es
tomada como fuente para tan variados fines: “Toda gloria es pasajera”.
Deseo llamarte a que dejes de exigir
reconocimientos terrenales. La historia se ocupará de ubicarte en el lugar que
te has ganado.
Creo en tu talento. Valido tu carrera. Pero no es necesario
presionar a nadie para que te lo diga. Ese camino puede que te coloque en el centro de las efímeras
disputas del momento en los medios y las redes,pero es una pendiente enjabonada.
Si no te quieren dar el premio tal, no importa, que no te afecte. Si alguien no
responde como quisieras cuando preguntas sobre tu carrera, es su derecho. Sigue
trabajando como hasta ahora.
Todo, al final de los días, será colocado en su justo lugar por la
historia del arte. Deja que todo pase. Trabaja. Sigue llevando en alto el
nombre del talento nacional, sin demandar que nadie en la tierra te lo
reconozca.
Mientras te escribía, me encontré este poema de Jorge Luis Borges. Es el Poema de los Dones, y creo que su lectura
podrá aclararte muchos panoramas y despejar muchas interrogantes sobre el valor
de tu trabajo.
Poema de Los Justos
“Un hombre que cultiva un jardín, como quería
Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo”
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo”
Atentamente, con respeto....
José Rafael Sosa
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