El ensayo biográfico de Hamlet
Hermann, Caamaño, Biografía de una época
revela, en una narración detallada y casi cinematográfica,
la forma en que el coronel y comandante
guerrillero Francisco Alberto Caamaño Deño, fue capturado vivo, interrogado inicialmente
con respeto y dignidad, sin siquiera esposarlo o amarrarlo, y posteriormente,
por una orden implícita dada por Joaquín Balaguer desde el Palacio Nacional, se
le intenta fusilar por parte de tres militares, aparentemente
inseguros por el miedo que infundía el hecho que estaban cometiendo frente a
una figura de la talla histórica de que se trataba, fallan en su puntería pese
a tener los muy precisos fusiles Fal y
estar a poca distancia, un
coronel e da un tiro de gracia en la frente, un alistado le da un culatazo en la cara al cadáver,
se presenta su cadáver a la prensa permitida en Nizaito para divulgar fotos del
cadáver y se intenta al día siguiente,
17 de Febrero de 1973, quemar los restos para que no haya una tumba donde
rendirle homenaje. Nunca antes se había ofrecido una versión tan integral del
hecho en que pierde la vida el comandante guerrillero.
La versión de Hamlet Hermann, con los nombres de todos los oficiales que según
él participan, es una de las mas
completas realizadas hasta el momento y deja claro que los restos de Camaño, que no pudieron ser quemados pese a la gasolina
que les echó el militar encargado. el teniente Juventino Matos, jefe de mecánica
del Sexto Batallón de Cazadores, por lo que fueron cortados en pedacitos depositados en tres fundas plásticas de color
verde y llevados a la Base de San Isidro
donde se depositaron en el avión de carga C-46 número 3203, que despegó
rumbo al sur, probablemente para lanzar las al mar en puntos distintos.
Dice Hermann que en la pista, un
general ejecutivo de la base aérea, despidió al oficial de servicio en el área,
diciéndole: “! Usted no ha visto nada de esto, coño” ¿Oquei?”, a lo que el
aludido, responde: “Entendido Señor”.
El coronel y comandante
guerrillero Román, tras ser capturado vivo, tras ser interrogado en un ambiente
distendido y en el cual se dejó sentir inicialmente el respeto por su figura
por de los militares que lo apresaron
y que fuera interrogado por el comandante del pelotón de reconocimiento
que lo apresó , incluso sin esposas ni estar amarrado, fue fusilado y rematado tras recibirse una
orden “no expresa” del entonces
presidente Balaguer a los comandantes de la entonces Secretaría de Estado de las
Fuerzas Armadas.
Hermann sostiene que la orden “no
expresa”, impartida a los jefes militares
Ramón Emilio Jiménez Reyes, Secretario de las Fuerzas Armadas y Enrique
Pérez y Pérez, jefe del Ejército, fue dada por Balaguer, cuando, al ser
informado del apresamiento en las lomas del Ocoa, en tono firme y golpeando su
escritorio, dijo “En este país no hay cárcel tan grande, como para alojar este
hombre”. El primer teniente del pelotón de reconocimiento que lo capturó fue Almonte
Lluberes, quien interrogó a Caamaño sin esposarlo ni amarrarlo, lo cual le fue
censurado por los altos oficiales que llegaron posteriormente.
El relato detallado de la muerte
de Caamaño lo hace Hamlet Hermann indica
que Caamaño, tratado inicialmente con respeto, cuando llegan los jefes
militares fue llevado a Nizaito y
colocado frente a tres militares para su fusilamiento. Dispararon y quedó vivo.
En la fría hierva de Nizaito, con
una neblina gris que desplomaba sobre el ambiente, el coronel
Héctor García Tejada, tuvo que acercarse a aquel cuerpo herido y darle,
con su pistola 45, un tiro en la frente, seguido un soldado que, ante lo inexorable de aquella
muerte, se acercó y le propinó un culatazo en la frente a aquellos restos.
La versión de Hamlet Herman, es
la segunda detallada de la forma en que muere Caamaño, la ofrecida por Claudio
Caamaño Grullón, sobrino del héroe nacional y también participante directo en
la guerrilla de Caracoles, en 1973, tiene algunas diferencias con la ofrecida
en este libro. VER VESION CLAUDIO CAAMAÑO.
La operación para deshacerse de los restos se hizo, luego de la selectiva presentación
del cadáver de Caamaño a medios de prensa, entre los que estuvo el fotógrafo
José Morillo, de El Nacional, Moisés Adolfo Iturbides , Luis Hernández , del
diario El Sol, José Goudy Prats, de El Caribe y Antonio García Valoy, del Listín
Diario.
Una vez marchados los
periodistas, el 17 de febrero, la orden de la jerarquía militar fue e dispuso que fueran cremados, para lo
cual se utilizó gasolina y cuyo resultado fue inútil, porque el cuerpo quedó prácticamente
igual.
El ensayo biográfico de Hamlet
Hermann, escrito con limpieza, riqueza
en detalles que develan una investigación integral de muchos años y expreso en en
el estilo de estricta bitácora expone diversas épocas sociales, desde el
Trujillismo hasta la guerrilla en que finalmente cae, exponiendo detalles y
enfoques reveladores.
El autor, participante de los hechos, investigó bibliográficamente y recabo otras
versiones civiles y militares, para reconstruir escenas y diálogos, para restablecer hechos que no se conocen en
detalles.
El libro atrapa la atención del lector desde
sus inicios. Finaliza con la muerte de Caamaño el 16 de Febrero de 1973,
re-descubriendo los hechos y aportando una profunda visión humana y política de
los acontecimientos.
Será presentado en la Feria del
Libro de La Habana, a la cual ha sido invitado el autor.
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