Vakeró (Foto www.sofokandord.blogspot.com) |
Cuando comenté el caso, estuve y sigo estando,
conteste en la versión que ofrece la Heredia, contra quien también se ha
desarrollado una campaña para desacreditarla, cuando el punto es si hubo o no
violencia de género, punto de vista que ratifico ahora. Pero lo mucho “Dios lo
ve”. Lamento que hayan pretendido dar una muerte moral a Heredia, en la misma medida en que observo que hay un manejo excesivo por parte de quienes han gerenciado el caso del cantante. Hay excesos,. Y ya hay daños en su carrera de un considerable costo.
No conozco al cantante urbano Vakeró y no vacilo en
sostener que al momento de juzgar los hechos, mi opción, que no es sentencia
legal, es creerle a la mujer afectada, en este caso la también artista Martha Heredia. La justicia debe decidir con libertad y sin presiones, en base a los indicios y las pruebas.
Ahora, para el caso particular de este artista urbano,
siento una conducción excesiva como se tratara de compensar en él, todas las
deficiencias en la atención de mujeres que denuncian malos tratos y respecto de
las cuales se actuó con lentitud, incapacidad o indiferencia, al punto que
muchas de ellas finalmente fueron asesinadas por sus agresores.
Por las características de esta figura pública, siento
que se ha procurado mandar un mensaje de castigo pre-judicial, excediendo la
aplicación de una serie de regulaciones disciplinarias y cautelares,
perjudicando sin necesidad y sin poner en riesgo a la denunciante, la carrera
de este joven artista.
Vakeró no constituye peligro de fuga.
Vakeró acudió voluntariamente con su abogado al
llamado de las autoridades judiciales que manejaban la querella en su contra.
El fin de semana que se entregó tenía tres fiestas, con
lo que dejó de percibir 750 mil pesos.
Vakeró no se iba a escapar del país.
Es un artista y escaparse , conde quiera que fuera le significaría la renuncia a ella. Podría ser extraditado de cualquier país en que se presentara a actuar.
Vakeró, sosteniendo como lo hace que nunca ha sido
violento (cosa que no suscribo) no sería tan lerdo como para intentar directa o
indirectamente ninguna acción contra la denunciante. Es un hombre inteligente.
Vakeró tiene suficiente arraigo social, laboral y
familiar como para haber recibido medidas de coerción adecuadas a su condición.
La apelación para revisar las medidas de coersión
impuestas a Vakeró pueden ser una oportunidad para restablecer el manejo técnico
correcto del proceso.
A Vakeró le hicieron un test para determinar su nivel de violencia, estando preso en esas circunstancias, mas de 700 preguntas. El resultado, me parece, queda condicionado por el estado de ánimo de una persona en sus circunstancias.
No se debe seguir dañando, sobre todo sin necesidad, la
imagen de un hombre que con lo que ha pasado, ha pagado suficientemente alto el
precio de sus supuestas o reales acciones de violencia intrafamiliar.
En el caso de Vakeró se le pudo haber puesto orden de
alejamiento que él, que sostiene su inocencia respecto de las acusaciones, no
se iba a atrever a acercarse a la denunciante, a quien – insistimos- le creemos
su versión. Nadie se confunda.
El haberlo recluido en el nuevo sistema penitenciario,
con la implicación de cortarle el pelo y ponerlo al rape, constituye una medida
innecesaria, humillante y que le afecta su imagen, justo cuando estaba en
tratos para filmar una película. Un artista es su imagen. Y se podía proceder técnicamente
con el caso, protegiendo a la cantante con medidas cautelares adecuadas, sin
tener que someterle a ese trato, máxime cuando había
pendiente un recurso ante
los tribunales para impedir que fuera despojado de su pelo.
No creo que Vakeró fuera de la filiación rastafari, y
los voceros de esa tendencia lo han aclarado, pero tenía el derecho a mantener
su imagen, que nada tiene que ver con los hechos a su cargo. Incluso añado que
los rastafari tienen una vocación al pacifismo y la no violencia, tema que en
este caso está por ser decidido por la justicia.. Pero tenía el derecho a
mantener su figura.
Se le pudo, para no crear precedentes de privilegio,
recluirle en un centro penitenciario con el sistema carcelario anterior, que no
impone el corte del pelo, tal y como se hizo como los banqueros de las instituciones financieras quebradas o
malversadas.
Los banqueros
han mantenido su pelo. Y para ellos no era tan imprescindible el mantenerlo. Pero
nadie nunca se la habría ocurrido pelar a coco a los banqueros condenados o
procesados.
Creo que se le ha hecho a Vakeró más daño del que
merece y que el caso se ha manejado con los términos del himno al chivo expiatorio. No era para tanto.
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