El XXVI Concierto de Viernes Santo fue todo un espectáculo sacro de alta calidad. Foto de Ingrid Alexanda/Banreservas |
El Vigésimo Sexto Concierto
de Viernes Santo emocionó a centenares de personas que llenaron la nave
principal de la Basílica Catedral
Metropolitana de Santo Domingo Santa María de la Encarnación, Primada de
América (La Catedral).
El concierto, un evento de arte cristiano protagonizado por
el Coro y la Orquesta de la Catedral, bajo la dirección del Maestro de Capilla
del Señor Cardenal, profesor José
Delmonte Peguero, con la frescura y ternura adicionales que representó, es uno
de los acontecimientos de la Semana Santa que ha mantenido y acrecentado su
atractivo.
En primera fila de la concurrencia
estaban el Nuncio Papal, Joseph
Wesolowesky, la primera dama Cándida Montilla de Medina, el Monseñor Nicolás de
Jesús Cardenal López Rodríguez, y el administrador general del Banco de
Reservas, el licenciado Vicente Bengoa Albizu, patrocinador del concierto. El
recital sacro de voces e instrumentos fue transmitido en vivo por Televida y
CERTV, lo que llevó sus detalles a miles de familias cada detalle de sus
imágenes y sonidos.
Como elemento de novedad,
el Coro presentó su sección de treinta niños y niñas, con la interpretación Crux
Fidelis (lento), del Oratorio La Muerte
de Cristo, compuesto por José de Jesús
Ravelo y “Pie Jesú”, del Requiem de
Andrés Lloyd Webber, en el cual actuó de solista el niño soprano Wilfredo Read
Román. Los solistas adultos actuantes fueron la soprano Wanda Guzmán y la
mezzosoprano Glenmer Pérez.
“Pie Jesú”, del Requiem de Andrés Lloyd Webber, fue cantado como solista por el niño soprano Wilfredo Read Román. |
El coro de 200 voces y los 46 instrumentistas de la Orquesta Sinfónica
Nacional, bajo la estricta dirección del
profesor Del Monte Peguero fueron protagonistas
de un espectáculo artístico que cuenta ya con un prestigio capaz de convocar la
gente, en el día más importante de la Semana Santa, a la nave principal de la
Catedral, en cuyo frontispicio – como ya es costumbre- hubo que habilitar
pantallas gigantes y sillería plástica, para acomodar la gente que no que no
encuentra acomodo en el interior del principal templo católico dominicano.
Un protocolo
Para eventos de esta
solemnidad e importancia, es necesaria la redacción de un protocolo que plantee
las condiciones de periodistas, fotógrafos y camarógrafos.
Por la inexistencia
de ese protocolo, no hay oriente oficial
a fotógrafos y periodistas en torno a
los espacios y los momentos en que
se pueda tomar imágenes y que
garantice una zona reservada para prensa.
La inexistencia de ese protocolo dio
origen a situaciones poco
agradables y ausentes de delicadeza, por parte del
director del Coro.
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