Foto: Press Du Festival du Cannes 2013 |
Foto> Prensa del Festival de Cannes 2013. |
Desde entonces, hasta
ahora, la alfombra roja ha sido sinónimo de glamour y plataforma para resaltar
determinadas ceremonias, particularmente las vinculadas al espectáculo, a las
celebridades.
En el mundo del
espectáculo se realizó la primera alfombra roja en el año 1922, con motivo de
la inauguración del Egyptian Theater de Los Ángeles, pero quedo como
hecho aislado hasta que en los años 40
en que tomaría la relevancia que actualmente tiene.
De ahí en adelante, los
premios Oscars se ocuparían de establecer como referencia obligatoria la de
color la alfombra cuando se tratara de
montar con exquisitez y exclusividad, todo ceremonial de luminarias.
La más fotografiada y
famosa del mundo es la del Festival que
es líder y patrón de todos los festivales
del planeta: el de Cannes.
Por ella transcurren
centenares, miles del resultado de las cirugías plásticas que tratan de ocultar
– con bastante éxito en buena parte de los casos- el paso inexorable del tiempo
y que, al final, se las cobra de todas formas.
La de Cannes
Esta alfombra físicamente
se reduce a 127 metros (incluyendo los 52 escalones finales) y sobre la cual
transita, con motivo del Festival de Cannes, todo el ego artístico del mundo
del cine, que genera centenares de flashes por minuto de parte de unos 600 fotógrafos
oficialmente autorizados a estar a sus orillas
para transmitir imágenes que serán consumidas por millones de personas
en todo el mundo por medio de la televisión, los medios impresos y digitales.
Se trata en realidad de
un gran pasillo, de 29 metros de ancho, con plataformas aplicaciones para la ubicación de
la prensa, limitadas por unas cuerdas que son escrupulosamente respetadas como límite
para su trabajo.
A los fotógrafos
oficiales se les exige vestir de smoking.
Dentro de la alfombra,
operan varios cuerpos de seguridad. Los más visibles son los policías de
uniforme de gala, unos 70 en total, que se ubican a los lados de la escalinata
roja, el último tramo de la alfombra, pero también existe una seguridad propia
del Festival, vestida de civil, a lo que se agregan efectivos de seguridad (generalmente
uno o dos hombres) de las personalidades más destacadas.
Para las estrellas se deja
un espacio de unos 20 metros de ancho para el paso
y particularmente de las figuras femeninas, se espera, gracias en un código no escrito,
que ejecuten movimientos de pasarela para ser vistas en 360 grados. Hay que
tomarlas incluso de espaldas, no se sabe
para con que fines prácticos.
La fascinación de lo superficial
¿Dónde se encuentra la fascinación
que ejerce la alfombra roja tanto en artistas como del público consumidor de
estas imágenes.
La razón, de cara a los
artistas captados, parece simple: el ego
humano siempre dispuesto a inflamarse cuando es pagado de si mismo. Frente al
lente de la cámara, todos caen seducidos ante la posibilidad de multiplicar la
imagen propia.
Frente al público el fenómeno
es distinto: opera esa necesidad de consumir imágenes hueras, vacías de
contenido real, (al fin y al cabo lo que se captan son seres humanos) pero
llenas del morboso lucimiento que adjunta la espectacularidad, la fama y el
renombre que proporciona aparecer en los créditos principales de un filme
vendedor de taquillas.
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