Los dos artistas que representan los roles gays en Legalmente Rubia. |
Tras las presentaciones del musical Legalmente Rubia, (Musica & lírica de Laurence
O´Keefe&Hell Benjamín y Libreto original de Heather Hach, basados en la novela
de Amanda Brown), producido en el Teatro
Nacional por José Rafael Reyes, quea una amplia estela de experiencias y percepciones que aportan
lecciones que deben ser vistas con tolerancia, entusiasmo y profundo sentido
reflexivo.
Ha habido aspectos poco aireados sobre el montaje que
vale ponerlos de resalto, pero antes nos
gustaría hacer justicia. En nuestra crónica de este trabajo, se nos quedaron
fuera algunas consideraciones que seria imperdonable no resaltar ahora con
calma: comenzando en el excelente trabajo de Ramón Molina, (quien también
entrenó los perros de Cuquìn Victoria en la recién pasada película Los Super
(Bladimir Abud), quien fue responsable del entrenamiento de las dos estrellas caninas
de Legalmente Rubia: la Chiguagua, Coshita
y el Bull Dog Luca, provocando unos
sentimientos de tanta ternura a partir de la exactísima precisión de esos
animales.
Una actuación tierna que impresionó muy
favorablemente; tampoco hablamos de los roles en sentido personales de Héctor
Aníbal, notablemente apoderado de su
personaje; el rol de Checho Lora, un artista nato que a veces uno tiende a
verlo sólo como presentador de televisión y quien logra encarnar al Profesor Callagan; la protagonista, la
esbelta y penetrante Akari Endo, quien logra sostener con orgullo toda la línea
argumental del trabajo de conjunto y asì podríamos abundar sobre Laura Lebrón ,
Paula Sánchez Ferry (hija de Amaury Sánchez y Yanira Ferry) todas con
intervenciones merecedoras de reconocimiento y, en algunos cruciales momentos,
sorprendentes.
Y que se me permita no ahondar ahora en los efectivos
recursos técnicos (diseño de los universos lumínico y sonoro, vestuario, utilería
y particularmente la concepción de las masas escenografitas).
Sin embargo hay que poner en palestra algunos aspectos
que deben ser vistos como experiencias importantes:
La primera es la que lleva a reconocer la presencia de
ánimo del equipo, contra toda corriente cuesta arriba: ausencia de
co-patrocinadores fuertes, dificultades de promoción, y localidades no vendidas
a totalidad, factores que dejan una deuda, una vez que haya caído el telón y se
hayan disipado las entusiastas oleadas de aplausos y “!Bravos!”, producidos desde el sentimiento expresado
tras el derrocho de talentoso arte en escenario.
Y pese a las dificultades y las deudas pendientes,
este equipo de trabajo, así como otros que han pasado la misma experiencia, ya
estarán pensando en su próximo montaje, porque no conocen el temor y se han
hecho socios y socias del riesgo del arte presentado al mas alto nivel, a pesar
de que no siempre su empeño sea entendido corporativamente.
La segunda es el tema del “lenguaje vulgar” - expresado en nueve “malas palabras" y
el “Beso Gay” entre dos de los artistas varones.
Es lamentable que , en oportunidades, somos tan mojigatos y nos
desgarramos las vestiduras tan hipócritas que nos adornan.
La musical tenía, justo por esas formas de expresión,
restricción de 15 anos.
Si algún niño menor de esa edad llego a verla es una
co/responsabilidad de los padres que les llevaron (y que debieron haber visto
el letrero en la boletería indicando que no era apta para menores de 15 anos) y de quien haya permitido su entrada en el Teatro.
Los besos. Hay tres o cuatro besos entre hombres y mujeres, de boca a
boca, /- dados rápidamente todos, de piquito-
pero esos no llamaron la atención. El que produjo protestas por lo bajo,
fue el beso de dos hombres, mandado por el libreto y que parece en el musical
que puede ser visto en You Tube.
La presión fue tal que ya en las funciones de sábado y
domingo, el beso – también de piquito- tuvo que ser disimulado con el uso de
una pluma para que no se cometiera el pecado de un beso gay desde escenario.
Hubo sugerencias para que fuera quitada totalmente del montaje, pero se
concilio con disimularla, parte de las deudas que se cargan con la moral
superficial y cómplice que tanta necesidad tiene de ser autentica.
De las crónicas de prensa, la única que hace
referencia al beso, y lo hace muy de pasada, es la de Claudia Fernández,. hoy domingo 21 en el Listín Diario
Los besos entre hombres no eran la primera vez que se
daban en escenario. Ya los vimos allí mismo en Rent y El Beso de la Mujer
Arana.
Pero ahora causaron revuelo, en parte por el carácter
juvenil del montaje, pese a que el argumento es conocido por quienes gustan de
los musicales y porque, nos imaginamos, que su argumento no podía resultar
desconocido para la dirección artística del Teatro Nacional (al que
aprovechamos para felicitar por el montaje de la opera La Boheme, con motivo
del 40 aniversario de su fundación).
El caso adquiere mayor relevancia debido a que en
particular el tema gay esta dividiendo en dos la opinión pública, con motivo de
la designación como embajador de Estados Unidos, James –Wally- Brewster, en
torno a la cual hay confrontaciones muy serias de a favor y en contra,
circunstancias que no existían cuando se montaron los otros musicales de sesgo gay.
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