BAHIA DE OCOA. República Dominicana ha cambiado el mapa mundial de la producción de vino que hasta el momento
se registraba entre dos grandes franjas: una superior que enlaza en el
hemisferio norte a California, Portugal,
Francia e Italia y en el sur: Chile, Argentina (Mendoza), Cape Town (África del
Sur) y Australia, a lo cual se añadió un triangulo americano vertical que inicia en México y que desciende
por la costa andina, y que incluye a
Colombia, Perú, Uruguay y que coincide en Chile y Argentina en la franja inferior apuntada.
La producción de vinos de calidad (blanco y tinto –
tempranillo-) en el proyecto turístico-vitivinícola Ocoabay, ya tiene un punto geográfico
nuevo – en medio de lo que tradicionalmente se concebía como el seco y árido
sur dominicano- lo que varia la configuración
de los países productores de vino, de acuerdo al doctor Luis Vicente Elías, antrólogo y enólogo español, quien
ofreció una conferencia magistral sobre la cultura del vino, en el lanzamiento
del vino tinto tempranillo de esta marca. El expositor ganador en 2014 del
Premio Mundial de Literatura Vitivinícola, otorgado en Bruselas, tiene en su
haber de escritor y cronista del vino y los viñedos, más de treinta libros
publicados.
Insistió en el aspecto turístico que moviliza millares de
visitas de personas en tono el mundo a bodegas y viñedos, situación a la que
contribuyen tanto la promoción como la arquitectura de grandes firmas.
El doctor Elías Pastor, con cuya conferencia se estrenó la
Casa Club del proyecto Ocoabay, fue presentado por el arquitecto Gabriel
Acevedo, quien le conoció en España y quien dudó la información de que
existiera un viñedo junto al mar, dado la circunstancia de que estos plantíos
de uva se registran casi exclusivamente en extensiones mediterráneas.
Elías Pastor inició su conferencia diciendo que era inusual
ver el mar y las palmeras a la derecha y el viñedo a la izquierda, para
continuar con una exposición que detallaba el origen y desarrollo de la cultura
del vino, como producto que fomenta el acercamiento entre las personas, sus
calidades como alimento, su condición sacramental,
festiva, como medicina y el carácter familiar que acompaña su producción.
Mi criterio sobre Ocoabay:
Los milagros son posibles cuando se tienen ambos pies
firmemente asentados en la tierra y la visión en lo más alto, allá donde todo
el mundo dudaba que era posible llegar, en esa dimensión propia de soñadores
con garras suficientes como para cambiar el mapa mundial de la producción del
vino, hasta ahora enmarcada en dos franjas en el planisferio y un triangulo que
engarzada los países que en América se han sumado a la producción y la cultura
del vino.
Gabriel Acevedo, un arquitecto dominicano, su familia toda,
el apoyo fundamental de algunos socios dominicanos y extranjeros que creyeron
fuera posible producir vinos (blanco y tinto) en el marco de un proyecto turístico
resort e inmobiliario, en el marco geográfico del generalmente concebido como
"el seco y lejano Sur" , para transformar con trabajo, ciencia
vitivinícola y ansias de crear una nueva historia, con un nombre tan simple
como evocador: Ocoabay.
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