Caamaño merece el respeto de quienes no lo igualaron

Francisco Alberto Caamaño Deñó es un héroe nacional,  un baluarte no solo de valor personal, un símbolo histórico de arrojo, de auto-transformación ideológica y de ideales de cambio social, por métodos que, pueden ser compartidos o rechazados por cada quien pero que  para el momento histórico que vivió, entendió que eran los adecuados, los posibles y los necesario.

Me ha extrañado sobre-manera la publicación en lugares prominentes del diario HOY de una serie de crónicas firmadas por mi amigo Arismendy Calderón, recogiendo los criterios de un grupo de seis personas que se definen como  ex-miembros de los Comandos de la Resistencia, de los que se entrenaron en Cuba para venir al país como guerrilleros, comandados por el coronel Caamaño.

No cuestiono el derecho del diario HOY a publicar como entienda los contenidos producidos por uno de sus más destacados reporteros, pero lamento no estar de acuerdo ni con los conceptos vertidos por los declarantes, ni por el despliegue inusual  (cinco primeras páginas) lo que le otorga un carácter casi de campaña contra la imagen histórica del Comandante Román.




Caamaño tuvo el valor de venir, armas en mano, a luchar por sus ideales.
Los declarantes no.
Caamaño no está vivo para defenderse de las imputaciones.

Es un facilismo acusar a un muerto y decir lo que te plazca. No te va a responder.
Los declarantes no aportan una sola prueba documental de lo que dicen.
Los declarantes refieren declaraciones de personas que han fallecido, por lo cual es imposible ratificar de viva voz lo que se dice que ellos dijeron.
Los declarantes no se han distinguido por una lucha posterior a las guerrillas de Caracoles, contra la dictadura constitucional de Joaquín Balaguer.

En lugar de dar crédito a sus versiones sobre Caamaño, que se producen 42 años más tarde, cuando ya nadie puede probar nada y que se trata de “tu palabra contra la mía”.
Puede ser que Caamaño cometiera errores políticos de perspectiva.

Puede ser que como persona tuviera defectos, como deben tenerlos cada uno de los seis declarantes, sin que nadie se los enrostre ahora.

Lo que si se es claro, es que ninguno de los seis, expuso posteriormente su vida en razón de la lucha, por los métodos que consideraran adecuados.

¿Cómo es posible, en que cabeza cabe, que Caamaño no hiciera más que “visitas de médicos” al campamento en que se entrenaban en Cuba, si se sabía que vendría encabezando el  proyecto guerrillero de Caracoles, como al efecto vino y los declarantes no?

¿Cómo  cae herido Caamaño?
De acuerdo con una versión que publica el Listín Diario, medio que ha mantenido una línea de respeto a la memoria del héroe nacional,  fue así:

“En la tarde del 16 de febrero, mientras descansaba en la zona de Nizaíto, el grupo guerrillero fue ubicado por un destacamento del ejército. Dos de los guerrilleros, Eberto Lalane José y Alfredo Pérez Vargas, resultaron muertos. Caamaño decidió no abandonarlos, por lo que fue capturado herido y fusilado”.


 Otra versión sobre las circunstancias de su muerte, es la que ofrece Claudio Caamaño:

“Caamaño es capturado herido en varias partes, ninguna mortal, por el pelotón al mando del teniente Raúl Almonte LLuberes, quien lo entrega al coronel Carlos Castillo Pimentel, que tenía orden de asesinarlo. No lo hace y lo lleva vivo bajo su custodia y la del teniente José Almonte Castro al alto mando en la carretera: generales Ramón Jiménez Reyes, Enrique Pérez y Pérez, Juan Beauchamps Javier y Ramiro Matos Gonzales. Jiménez informa por radio teléfono al presidente Joaquín Balaguer, y este ordena castigar a Castillo Pimentel y los llama a una Junta de Gobierno. Todo el que oyó las comunicaciones sabe lo que está pasando, Cuba las gravó casi todas. En la Junta, en el Palacio de Gobierno, acuerdan anunciar la muerte de Caamaño por sus heridas en combate”.

Un militar con estas condiciones, un héroe nacional de esta altura, NO  puede ser el ser que nos describen los seis declarantes.

El despliegue periodístico a  los seis declarantes, ha sido rechazado por:



Este último se ha pronunciado con un documento que envío a sus relacionados y que fue inicialmente publicado  de forma parcial por el diario HOY, por lo que escribió esta carta al director, nuestro colega y amigo Bienvenido Álvarez Vega.

Sábado 28 de junio de 2014
Santo Domingo, República Dominicana

Licenciado
Bienvenido Álvarez Vega
Director del periódico HOY

Señor Director:
En la edición número 8131, fechada 27 de junio de 2014, del periódico HOY que usted dirige, en la página 6-A, columnas 1 a 4, se publica una información firmada por Llenis Jiménez titulada: Hermann afirma Caamaño fue monumento de lucha.
Usted sabe bien que esa información no fue remitida expresamente a HOY. Evidentemente, fue aprovechada, sin contar con mi autorización. Ese texto corresponde a una comunicación que yo enviara, por correo privado, a familiares y amigos más cercanos. Debe usted reconocer que lo que usted ha propiciado es una violación al derecho de cualquier persona a comunicarse en privado.
Me siento agraviado porque varias personas que se enteraron del caso a través de la lectura del HOY, llegaron a la conclusión de que yo había sido entrevistado por ese medio. No percibieron que esa publicación era un plagio no autorizado y que sólo estaban dando a conocer una parte de mis conclusiones sobre el caso.,
Además de violentar mi privacidad, hicieron trizas la ética profesional al mutilar el contenido del documento, tratando de ocultar mis críticas al excesivo despliegue de HOY a favor de un mentiroso fiambre de 42 años atrás. Ningún periodista ni medio de comunicación que se respete debía cometer un plagio tendencioso de esta calaña que, quizás, busca ocultar ciertas intenciones no clarificadas todavía.
Ante estas violaciones a mi privacidad y a la ética profesional, me siento en el derecho de exigir de usted, como Director de este medio, que publique el documento original que yo distribuyera entre mis relacionados. Publicarlo en su totalidad, sin mutilaciones tendenciosas, para que se conozcan los componentes principales de tanta diatriba contra hombres como Francisco Caamaño Deñó que dieron la vida por las  libertades y la soberanía de República Dominicana. Anexo copia del documento para tal fin.
Mantengo la esperanza de que pueda cumplir usted con la responsabilidad y la ética que le corresponde al Director de un medio que respete la libre expresión de las ideas. 

Hamlet Hermann

Su documento completo es éste:

RESPUESTA A LAS PRETENDIDAS
INJURIAS DE UNOS RAJADOS
No recuerdo bien cuándo un prestigioso matutino, como el periódico HOY, concedió primeras planas, además de una página completa, durante cinco días consecutivos a alguna noticia de actualidad y de vigencia para la nación dominicana. Me asalta la duda, porque un despliegue de esa magnitud pocas veces ha sucedido. Creo que ni siquiera en tiempo de elecciones presidenciales se acostumbra publicar despliegues semejantes. 
Por esta razón fue que no entendí por qué el matutino HOY, propiedad del Grupo Corripio y dirigido por Bienvenido Álvarez Vega, concedió tanta credibilidad e importancia a declaraciones difamatorias contra un héroe de la patria, provenientes de un grupo de personas, sin aval conocido, moral o político. Lo publicado son declaraciones injuriosas sobre hechos que, supuestamente, tuvieron lugar más de 40 años atrás. Nunca mostraron un respaldo documental o de imágenes que probaran sus injurias. Para colmo, sus citas se refieren a personas ya fallecidas que, por supuesto, no pueden ser consultadas. De manera sorprendente, esos exabruptos y mentiras lograron conquistar la atención y la credibilidad de este medio del Grupo Corripio que los publicó ampliamente.
De ahí que quedara en mi mente un vacío en cuanto a las motivaciones que tuvo la Dirección de ese medio para asumir, por propia iniciativa, la diatriba pública contra un mártir de la lucha a favor de la soberanía nacional y la democracia para el pueblo dominicano.
En cuanto a los declarantes, por sus propias palabras puede deducirse su condición de elementos frustrados, orientados por la brisa que soplan quienes tratan de negar los hechos históricos tal como ocurrieron. Ahora, quieren inventar una nueva historia que limpie el churre de su vergonzosa pasividad y sus ausencias de la lucha patriótica y democrática.
Este grupo de rajados debía agradecer el haber estado en algún momento de sus respectivas vidas cerca del coronel Francis Caamaño. El Coronel de Abril, un hombre que, valerosa y patrióticamente, enfrentó a las tropas del imperio estadounidense y, en vez de venderse al mejor postor como hicieron algunos militares y civiles constitucionalistas, avanzó políticamente para cumplir con el juramento que junto al pueblo hizo el 3 de septiembre de 1965 en la Plaza de la Constitución. En aquel memorable discurso dijo:
 Es nuestra obligación, como defensores de la democracia, abonar la siembra generosa que comenzó en esta fecha inmortal (24 de abril de 1965). Pero abonarla con entusiasmo creciente, con todo el espíritu, sin vacilaciones, sin descanso. El mejor modo de hacerlo está en la unidad de todos nosotros, en la vigilancia de todos nosotros, dispuestos mañana, como lo hemos estado hoy, a correr todos los riesgos en defensa de la democracia dominicana y del honor nacional.
Francis Caamaño cumplió al pie de la letra ese juramento que hizo ante el pueblo dominicano aunque para eso tuviera que ofrendar su propia vida.

Estos renegados buscan ahora justificar su pasividad y cobardía denigrando al coronel Caamaño. Tratan de liberarse del estigma que el pueblo les impuso al evadir la lucha por el derrocamiento del gobierno criminal de Joaquín Balaguer optando por la pasividad total en Cuba, donde no corrían peligro alguno. Si algo hicieron estos individuos fue aprovechar el entrenamiento militar que recibieron para realizar acciones violentas contrarias al quehacer revolucionario, para beneficiarse económicamente. Hoy, casi medio siglo después, tratan de descalificar a aquellos que combatieron y murieron por una causa justa y patriótica. Éstos hicieron todas las dudosas alianzas posibles para no sufrir un solo rasguño.
Ningún momento mejor que este para recordar la frase escrita por el ejemplar combatiente Eberto Lalane José en 1972 cuando estos rajados desertaron de nuestro núcleo de combatientes. Prefirieron entonces inventar un enemigo en reuniones de alcohol y nicotina, lejos de los peligros que, mientras tanto, afrontaban los compañeros que se mantuvieron junto al coronel Caamaño. Lalane opinó entonces sobre estos desertores:
No se sintieron capaces de enderezar los rumbos torcidos de la organización, como era su deber, y prefirieron el camino fácil de abandonarnos, inventando para su propio consuelo nuevas organizaciones, nuevos caminos, nuevas ideas. Y todo esto, para aceptar luego con resignación el monasterio, la pasividad que tanto pretendieron combatir en nosotros, en mí, en el jefe de nuestra organización. Estúpida y reprochable ha sido esta actitud, por cuanto no se adoptó para asumir una posición más radical y decidida frente al verdadero y principal obstáculo que se interponía en nuestro camino, lo cual hubiese sido meritorio, sino que por el contrario, aceptaron la derrota resignados y se condenaron espontáneamente al disfrute de los placeres y la comodidad que les da el medio de las ciudades.
Frente a las palabras de Francis Caamaño y de Eberto Lalane, dos monumentos de la lucha patriótica y del sacrificio por la patria, es vergonzoso e inaceptable que estos impenitentes renegados se lancen a denigrar a nuestros mártires, mientras responden a patrones políticos e ideológicos que aquellos héroes nacionales combatieron hasta ofrendar sus vidas.
Peor aún, resulta vergonzoso e inaceptable que un medio de comunicación como el periódico HOY se preste a tanta falta de respeto hacia algunos de los mejores hombres que ha parido esta tierra nuestra y preste sus páginas para la difamación consciente de nuestros mártires.
Recordemos también a José Martí cuando se refería a este tipo de rajados al recomendar que,
Los que no tienen el valor de sacrificarse, deben tener, por lo menos, el pudor para callarse.
Jueves 26 de junio de 2014
Santo Domingo, República Dominicana


Hamlet Hermann

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