Propongo a los lectores de este blog que llamen o escriban a la Oficina Nacional de los Derechos de Autor, para responder algunas de las siguientes preguntas:
(El teléfono de ONDA es 809-508-7742y su dirección electrónica :ondaadm@verizon.net.do)
* ¿Quién fue Dionisio Mejía y por qué su familia no ha recibido el dinero de sus derechos de autor?
(Guandulito es uno de los más importantes maestros de la música tipica dominicana, sin la suerte de los actuales. Murió abandonado, en la miseria y con su acordeón empeñado) .
* ¿Cómo es posible que Radhamés Aracena, (EPD) le pagara 350 pesos por grabar cuatro merengues originales? . ¿A cómo le salía cada merengue? Fue una explotación que nadie se atreve a denunciar.
* ¿Cómo fue que este artista del merengue típico -uno de los tres mejores de todos los tiempos- muriera en el abandono material total, que su acordeón estuviera empeñado (lo tuvieron que sacar de la compraventa Rafael Corporán de los Santos
y Joseito Mateo)?
* ¿Cómo es posible que Jovinita Rambalde, su compañera de toda la vida , viva hoy dignamente gracias a que Corporán y su programa de TV, le obsequiaran una casa¡'?
*¿Cómo es posible que Jovinita Rambalde, la viuda, sólo haya recibido en dos oportunidades
el pago, mediante cheque, de derechos de autor por parte de Los Rosario?.
* ¿Cómo es posible que esta mujer no tenga una pensión del Estado - incluso ofrecida más de una vez (quien lo ha hecho más recientemente se llama Luis El Gallo, nuestro amigo)...pero nada de nada.?
* ¿Cómo es posible que la Oficina de Derechos de Autor (ONDA) no se haya decidido a tomar el caso como una prioridad y actuar ante quien sea, para que esos derechos (muchos miles de dólares) sean pagados al fin?
* ¿Cómo es posible que sus familiares no hayan sido tratados adecuadamente en la ONDA y la gente alli les haya dado largas, bajaderos y expresiones como "Eso está muy difícil". ?.
*¿Cómo es posible que los abogados que se han puesto para lograr el pago de esos derechos, se desaparezcas misteriosamente y luego de iniciar las gestiones, cortan el contacto con la familia?
Es necesario que todos y todas preguntemos en la Oficina Nacional de Derechos de Autor, qué ha pasado con los derechos de Guandulito.
Veamos lo que nos dice Rafael Chaljub Mejia
en su libro Antes de que se Vayan....
El más original y creativo de cuantos acordeonistas dominicanos han aparecido en los medios de comunicación nació en La Güizara, Higüey, el 23 de marzo de 1911, según datos cedidos gentilmente al redactor de estas líneas por el periodista y locutor Danilo Arzeno, que los obtuvo con el propio Mejía, el 4 de junio de 1972.
Su nombre real era Dionisio Mejía, pero se le agregó el pegajoso apodo de Guandulito por que tenía los ojos verdes, "como do grano'e guandule", conforme con lo que una vez contó en etrevista radial el mismo acordeonista.
Su mamá se llamaba Adelina Mejía.A los siete años Guandulito pasó a vivir en La Romana, junto a un tío suyo que se llamaba Andrés Mejía.
El tío Andrés tocaba acordeón y en ese intrumento aprendió Guandulito.Cuando tenía 13 años tocó una fiesta entera en un campo de La Romana.
Siguió con su música por el Este y a los 20 años decidió venir a probar suerte en la Capital. Aqui encontró oportunidades de ganarse la vida porque también reparaba acordeones, cosa que aprendió con un viejo artesano higüeyano que se llamaba Severo.
En entrevista que le hiciera el periodista Hugo Antonio Ysalguez, resumen de la cual fue publicada en el número 630, del 8 de diciembre de 1975, de la revista Ahora, Guandulito aporta datos importantes sobre su propía biografía. Según esa publicación, la primera grabación de este acordeonista, cantante y compositor, fue para el empresario Bartolo Primero. En 1958 Mejía entró en relación con el señor Radhamés Aracena, propietario de un sello disquero y de la emisora Radio Guarachita, que salió al aire en 1964. La recompensa era insignificante: Radhamés me pagaba 35 pesos por cuatro merengues míos, dijo Guandulito a Ysalguez.
Creativo, ingenioso, Guandulito introducía cuentos y comentarios graciosos en el desarrollo de sus merengues, y las letras de sus composiciones estaban también amenizadas con ese toque de flexibilidad y espíritu creador que llevó en el alma ese singular personaje del folclor nativo.Ganó público y fama desde que se le escuchó por la radio, que para finales de los años cincuenta, era el medio de comunicación por excelencia para llegar a la mayoría.Cuando cayó Trujillo, empeoró la suerte del popular merenguero. A él más que a cualquier otro músico de aires típicos se le hizo blanco del repudio de las mismas masas que antes habían aplaudido y bailado con delirio las interpretaciones de Guandulito.
sus grabaciones, surgieron creaciones nuevas, casi todas suyas, con el sazón de un acordeón hábilmente manejado y con una gracia en el canto que conquistó de nuevo la aceptación de mucho público.
El Cuento de la Guinea, el de Las dos Garzas, La Cariñosa, El Rebú, El Pájaro del Agua, Aores Escondidos, En los Guandules te Espero, y otros números vinieron a sumarse a viejas interpretaciones como Jovinita, dedicada a su mujer Jovina Rambalde, y que fueron parte de una producción que, al decir de Guandulito, alcanzó ocho discos de larga duración y trescientos sencillos.
No obstante, el resurgir de Guandulito fue muy pasajero. La competencia se hacía fuerte, porque habían salido al ruedo nuevos intérpretes como Tatico Henríquez, Bartolo Alvarado y Paquito Bonilla; y lo que a guandulito le dejaban de beneficio las grabaciones, resultaba cada vez más insuficiente en un medio en el cual la vida se iba encareciendo vertiginosamente. Además, con los años, vinieron los inevitables achaques de salud.La feroz comercialización del arte popular sacó de competencia a Guandulito, y como viejo león expulsado de la manada, el artista fue a dar a una maltrecha pieza de un patio de la calle Alonzo de Espinosa, en la parte alta de la Capital.
Alli vivía en condiciones deplorables, con sus diez hijos y su idolatrada y muy cantada Jovinita.La estrecha habitación en que vivían costaba diez pesos apenas de alquiler, pero ni siquiera para pagar esos diez pesos aparecía. Usted no sabe como vivo yo, dijo Guandulito a la revista Ahora. Los hijos míos tienen que dormir en las casas de los vecinos... El gobierno me daba una pensión de 150 pesos, pero hace casi un año me bajaron 50 pesos y ahora sólo recibo cien, contó con amargura. Esa suma no me alcanza para nada. Para poder comer tengo que empeñar mi acordeón y las ropas que usa mi mujer y yo. Mi acordeón no sale de la compraventa, dijo Guandulito en la parte más desgarradora de su relato.Mire, siguió diciendo, cuando yo estoy solo y me pongo a pensar en estos problemas parezco un niño llorando. No hay un día que deje de llorar porque no puedo hacer otra cosa que llorar mis penas... Ningún músico ni amigo me visita... En parte yo vivo así porque algunos empresarios dominicanos no me pagaron lo que valía mi trabajo, recalcó con tristeza el viejo Dionisio Mejía y citó con nombre propio a algunos personajes.
No cabían dudas, la vida se le iba a Guandulito y para los finales de la década de los setenta, fue a dar con sus achaques y dolores a un mal equipado hospital público.
Un día cualquiera se fue del mundo sin oficios ni ceremonias pomposas uno de las más originales y ricas representaciones del folclor y el arte nacional.Al morir Guandulito, el reconocido empresario Rafael Corporán de los Santos, y el merenguero Joseíto Mateo acudieron al sepelio de su amigo, decidieron comprar un ataúd adecuado y meter junto al despojo del difunto el último acordeón de Guandulito. El propio señor Corporán relató al autor, que fue preciso pagar el correspondiente rescate, porque una vez más el acordeón del pobre Guandulito estaba empeñado en una compraventa.Guandulito se fue a la tumba y casi al olvido, la sociedad siguió precipitándose por el abismo sin fin del consumismo; y del desaparecido merenguero queda apenas el recuerdo vago en muchos viejos amantes del merengue típico.
Quedan también las grabaciones que aún siguen dando provecho a los que siempre se han beneficiado del arte ajeno; y queda como tesoro ignorado por la indiferencia estatal, una gerencia cultural que espera por que manos diligentes y conciencias justas la recuperen y, junto al nombre de Dionisio Mejía, Guandulito, la incorporen muy merecidamente en el lugar que le toca en la memoría colectiva y el patrimonio cultural de una nación que ahora más que nunca precisa de la preservación de sus tradiciones y valores.
10 Comentarios
Lo de Guandulito (Dionisio Mejia) es un caso que le debe dar pena y vergüenza a los empresarios y disqueras que se hicieron millonarios con su talento, y al Gobierno por permitirlo. Hoy todos ellos, gracia al talento de otros viven una vida de abundancia, mientras ellos, los creadores de emociones, momentos, etapas, y cuanto mas, viven en la miseria sin nadie que saque la cara por ello.
Le Felicito una vez más, y le auguro éxito en su deber: Reportar.
Lo de Guandulito (Dionisio Mejia) es un caso que le debe dar pena y vergüenza a los empresarios y disqueras que se hicieron millonarios con su talento, y al Gobierno por permitirlo. Hoy todos ellos, gracia al talento de otros viven una vida de abundancia, mientras ellos, los creadores de emociones, momentos, etapas, y cuanto mas, viven en la miseria sin nadie que saque la cara por ello.
Le Felicito una vez más, y le auguro éxito en su deber: Reportar.
son muchos, no solo güandulito los olvidados... eso realmente da mucha pena y vergüenza!
Sé feliz...es gratis!!!