En atención a ofrecer una versión más clara de los hechos, he recibido informaciones que me parecen deben aparecer junto a este artículo. 1-El periodista Conde Olmos me aclara que la reintegración de Francisco Báez Mariñez se debió a una medida humanitaria del presidente Fernández y que tan pronto fue reintegrado, se le retiro a los fines de darle la pensión como Mayor General.
2- Me aclaran testigos presenciales de los hechos en de la tarde del 4 de abril de 1974, que el entonces teniente coronel Francisco Báez Mariñez, no disparó, de modo que no se le puede considerar como responsable material de la muerte de Sagrario, aun cuando si estaba al mando de las tropas . Una persona que estuvo en la UASD buscando su hijo y que no tiene necesidad de defender ni a Leonel ni a Báez Maríñez, indica que estuvo a menos de 10 metros del oficial policial y que este incluso dio órden de no disparar. Lo consigno en respeto al derecho a la libre informaciòn. Ese testigo presencial me merece respeto.Tengo muchas razones para admirar a Leonel Fernández. No soy intimo suyo, no pertenezco al partido, pero en gran medida creo en su buena fe, en su sentido del futuro y en su compromiso con la elevación de la calidad de vida de los dominicanos. Pero no soy incondicional ni adherente acrítico a cuanto hace. Respeto a Leonel, pero creo que puede equivocarse. No es infalible y parece que la medida en cuestión parece basarse en una actitud humanitaria. Es la cuestión del poder sometida a tantas presiones, cada quien desde su ángulo y sus intereses. Leonel Fernández ha ha to
mado una medida que me parece un retroceso, un hito anti-histórico y una contradicción con su discurso de futuro, respeto a los derechos humanos y homenaje a quienes dieron su vida de cualquier forma para que tuviéramos, como tenemos hoy, un sistema que mal que bien nos permite el lujo democrático de elegir a gobernantes como el propio Leonel.
Creo que cometió un error al reintegrar a las Filas de la Policía Nacional al Francis Bàez Maríñez, como mayor general. Yo estudié periodismo en la UASD en el período 1970.1974 y fue un tiempo marcado por la más cruda e inimaginable represión policial. Le pido que rectifique. Vianco Martínez me ha enviado un trabajo, a propósito del tema, que nos recuerda esos tiempos y la feria de sangre y represión de esos años.
Resumen para quienes no tenga el tiempo de leerlo completo:El presidente Leonel Fernández acaba de reintegrar a las filas de la Policía Nacional al mayor general Francisco Báez Mariñez, oficial responsable de la violación del fuero universitario cuando ordenó a sus hombres, el 4 de abril de 1971, que invadieran el campus universitario y que dio como resultado el ametrallamiento de los estudiantes que resistían cantando del Himno Nacional. Allí fue herida de muerte en la cabeza Sagrario Ercira Díaz Santiago. Nunca voy a olvidarlo. Me llega el informe de que la reintegración se debió al deseo de ponerlo en retiro en mejores condiciones de pensión. Es decir, que no estará en servicio activo.Este es el trabajo de Vianco Martínez.
Sagrario y el General
Por Vianco Martínez
Francisco Báez
Maríñez era uno de los perros de presa del general Enrique Pérez y Pérez, un siniestro personaje que reinó en las sombras más oscuras de los doce años de gobierno de Joaquín Balaguer. Llegó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, metralleta en mano, a las tres de la tarde del viernes 4 de abril de 1972, mientras las tropas del gobierno la mantenían cercada y amenazaban con imponer su ley.
Antes que él, habían llegado los coroneles Rolando Martínez, jefe del Servicio Secreto, y Julio Carbuccia Reyes, jefe de los Cascos Negros.
La policía había tendido el cerco al recinto universitario alegando que buscaba al dirigente izquierdista Tácito Perdomo Robles porque tenía un plan para matar al presidente.
Báez Maríñez era teniente coronel. Llegó a la UASD al frente de u
n furioso batallón de Operaciones Especiales que se instaló en la intersección de la avenida Alma Mater con Correa y Cidrón en siete ruidosos vehículos militares, y desde allí, junto al resto de las tropas, empezó su avance hacia el recinto. El reloj marcaba las cuatro de la tarde cuando los agentes se pararon, en posición de combate, frente al Aula Magna.
En el grupo de universitarios que sufrían el cerco de aquel día –unos mil en total- había estudiantes, profesores y empleados que participaban en el proceso de registro y reinscripción del próximo semestre.
Cuando las tropas apuntaron sus armas al grupo, los universitarios empezaron a cantar el Himno Nacional, que fue lo único que les pareció decoroso ante la situación que les sobrevenía. Pero no pudieron terminar ni la primera estrofa. Báez Marínez, furioso y descontrolado, exhibiendo las mejores prendas de su arrogancia, levantó su brazo derecho, y así lo mantuvo por un instante, toda la tropa pendiente de él. Al bajarla, empezó el tiroteo. Según los testigos, la balacera se prolongó por más de cinco minutos. Los tiros ahogaron el Himno y ofendieron la hermosa luz de aquella tarde de abril.
Ese, precisamente, fue el día que mataron a Sagrario.
Sagrario Ercira Díaz Santiago era estudiante de la Facultad de Economía de la UASD cuando el destino la colocó inesperadamente en el centro de aquel infierno. El día de su desgracia estaba junto a su hermano Fidias –hoy profesional de la medicina-, justo en el momento en que los hombres de Báez Maríñez apretaron sus gatillos.
Nadie puede narrar aquel instante mejor que Fidias:
"Sagrario y yo estábamos en el primer pasillo de entrada al Alma Mater, justamente frente a los invasores policiales. Ella y yo, asidos de las manos, buscamos protección de los tiros, más que de las bombas. Dimos media vuelta y, en un pequeño jardín del Alma Mater, nos fuimos desplazando, rozando contra el suelo.
Los gases lacrimógenos nos estaban asfixiando y ella, que había perdido sus lentes, desesperada me dijo "me estoy asfixiando, hermanito", y soltándome las manos hizo el intento de avanzar, pero al levantar la cabeza recibió el impacto mortal de una bala en el hueso occipital que se le alojó en el frontal. Intenté agarrarla de nuevo, pero no me respondió. "Sagrario, Sagrario, hermanita", entonces miro a ver qué le pasa y los ojos se me quieren brotar al observar que en la cabeza le penetró la bala y la sangre le estaba manando".
Después de ordenar la matanza, el teniente coronel Francisco Báez Mariñez desconsideró al rector Jottin Cury, metiéndolo en un camión de la Policía y llevándoselo preso, junto al vicerrector Tirso Mejía Ricart y a un numeroso grupo de profesores, empleados y estudiantes.
La comisión que investigó el crimen culpó directamente a Báez Marínez de haber ordenado la matanza. El 5 de mayo de 1972, el oficial, junto a ocho alistados, fue dado de baja y sometido a la justicia civil en un expediente elaborado por la Consultoría Jurídica de la Policía. Después de la farsa montada por el gobierno, Báez Maríñez y el grupo de asesinos que lo acompañó en la triste hazaña del 4 de abril, fue puesto en libertad. Y así, nadie pagó su culpa por el crimen de Sagrario.
El teniente coronel Francisco Báez Maríñez pertenecía a un grupo de oficiales muy bellacos que estaban al servicio del gobierno de Balaguer. Años atrás, había sido jefe del Servicio Secreto, una madriguera de asesinos a sueldo que había sembrado el terror por los cuatro costados y había llevado la desgracia a numerosas familias con sus "convincentes" métodos de interrogación.
En 1968, en medio de una pugna policial, fue puesto en retiro bajo el alegato de que tenía "trastornos mentales". Tenía tanto talento para sobrevivir que, según una denuncia hecha por Amaury Germán Aristy en el periódico El Nacional, antes de irse a su retiro, destruyó archivos del Servicio Secreto que lo comprometían con actos de tortura. Un año después fue reintegrado.
El 27 de noviembre de 1984, el presidente Salvador Jorge Blanco, en pago a los servicios prestados y sin respetar el dolor de la familia de Sagrario, lo designó sub-jefe de la Policía, mediante el Decreto número 2529.
Ese hombre, que en una muchacha de 24 años, asesinó una tarde a todas las flores de abril y que lleva consigo el cadáver de la historia, que vive tranquilamente en una finca en Nizao, olvidado de su pasado y de la sangre derramada, es la persona a quien el Presidente la República, doctor Leonel Fernández Reyna, mediante el Decreto 476-07, de fecha 27 de agosto de 2007, acaba de reintegrar a la Policía con rango de Mayor General.
6 Comentarios
desde este lado del mundo (ESPAÑA), te envio un caluroso saludo. al tiempo que quiero felicitarte, por esa cronica, sobre la muerte de sagrario E. Díaz, pues quiero decirte, que por más años que pasen es inborrable de mi memoria, aquella tarde de 1972, cuando la UASD, pedía el preuspuesto de medio millón. La nostalgía me envuelve aún, con mucha impotencia, por esa martir, inolvidable. Tenía yo unos 7 años, pero presentía el peligro que existía, para toda la clase politica y estudiantil,bajo la rueda de tortura, que significó el gobierno vergonzoso del balaguerato y su cuadrilla. era, como caminar en un campo minado, con los ojos bendados. y sabes, porqué? Balaguer abusaba de la educación pública, agarrando y negando los presupuestos. porque creía igual que trujillo en la analfabetización general, mira, bien los generales que tenía, todos en su mayoría analfabetos.
y fáciles de manejar.
Tuve la suerte de ser compañero de curso y de conocer a una de las dos hermanas de Sagrario, creo que era balbina. cuando era estudiante del ballicherato en el liceo gral. antonio duvergé. pero ella no continuó los estudios.
y tambien vi su residencia, en el barrio de la paz. hablar de esto me hace remontarme, a la muerte de Orlando Martínez, de Amin, de la chuta en la cueva, en fin. hasta de Nicolás Valerio, en el 82 y recuerdo que nos tiramos a la calle, esa noche, desde el liceo, hasta su propia casa en la josé contreras.. como lloravamos de furia y de impotencia. Por esta razón la gente de conciencia, no puede ser político. porque lo primero que hay que crear allí es una ley de memoria histórica y una comisión de la verdad permanente, y el que halla asesinado, cuando trujillo, balaguer, PRD,PLD, pues gestionar su encerramiento y su condena. es un jicio que la sociedad siempre esperará.
Yo estuve en la UASD, cuando realicé un Diplomado en Gerencia publica en la facultad de economía, y no me cancé de ver el lugar donde estaba acostada sagrario,junto al hoy Doctor Fidias, tratando de evadir las balas y las bombas, pero en realidad te digo algo, que lo que mas le puede doler a un individuo, es que este tipo de personajes, como el ex-mayor general Francisco Báez Mariñez, hoy se pasea limpiamente por san cristobal, en su finca. Despues de haber cometido, no se sabe cuantos crimenes apoyado, por la jefatura de Ney Rafael Nivar Seijas.
y comparsa. finalmente, quiero decirte, que siempre iva a la biblioteca de la facultad de medicinas en la UASD, porque alguien me recomendó que me leyera el libro de los muertos. con una portada amarilla y negra. algo así, donde están los muertos de trujillo, Balaguer, jorge Blanco. en fin. Hay que leerlo.
Pues buen amigo. siempre vierto mis criticas en la seccion mis comentarios del Listín Diario, el proximo año regresaré al país, espero que no me hagan como a Silvano Lora, para saludarte y mostrarte el libro que he escrito. el crimi España.