En el mundo valdrá, al final del camino, únicamente el afecto y la bondad que dejemos en cada corazón tocado.No entiendo la costumbre de la gente de expresar un saludo y un cariño mediante un beso que no es beso. Cuando dos amigas se encuentran, ambas juntan su mejillas, colocan los labios en una mueca nada agradale y que no repetirían si se vieran al espejo...y ambas besan finalmente el aire.
Pero más que la mueca del beso que no es tal, el afecto entre los seres humanos a veces peca de ser hipócrita, falso, de postalistas, de mercadeo social.
Los perros no son así.
Ellos son el afecto constante, permanente, incondicional. No les importan los chismecitos, las diferencias o las dificultades que uno haya tenido.
Siempre te esperan con una actitud digna del mayor de los amores. Y en ese sentido con mejores expresadores del afecto que nosotros los seres humanos, marcados por tantas dobleces, caras triples y actitudes de hipocresía total.
Los perros aman de verdad. Y se expresan de verdad. No tienen los periquitos que nos adornan a nosotros, los inteligentes seres humanos.
En estos días nos visitó Eduviges, la amable señora que nos regaló nuestra mascota, Estrellita, una perrita chiguagua, que de inmediato, pesar de que hace más de dos años de ese maravilloso regalo, reconoció a su ex-propietaria y se derramó en besos y atenciones con ella.
Estrellita recordó a Eduviges y le manifestó con sinceridad su cariño.
Aproveché para tomar esta foto que capta el momento en que Estrellita decía, a su manera,
!"Te amo"! a Eduviges.
!Qué ejemplo de autenticidad ofrece Estrellita, una simple perrita chiguagua, a nosotros los seres humanos, no siempre tan sinceros y auténticos.
¿Podríamos ser como Estrellita, que al menos besa de verdad?
¿Pudiéramos ser así, expresivos, francos, abiertos al afecto?
Nos hace falta ser como los perros. Es puro y auténtico amor perro.
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