Foto: Equipo de Promoción de Megadiva.
La relación del cine dominicano y la crítica ha sido veleidosa. Cambiante.
A veces injusta. En otras ocasiones precisa y necesaria.
A veces ha ayudado a que se haga mejor cine.
A veces paternalista (como en mi caso) y otras, incendiaria, prejuiciada.
A veces cineastas han dado todos los argumentos para que la crítica sea inclemente.
A veces los críticos han señalado los fallos y errores de las películas dominicanas.Y han cumplido con un deber presional.A veces han hundido un proyecto con una crítica que ha ahuyentado el público uno o dos días antes del estremo.A veces todos los criticos han "acabado" una película y su crítica ha operado como mecanismo de promoción y se han roto records de venta entaquillas, de los cuales no ha tocado un centavo a los expertos en cine que cumplieron con su trabajo.
El tema fue planteado ayer en la rueda de prensa para dar a conocer los detalles de Megadiva, la tercera película producida por Roberto Angel Salcedo, a partir de una idea de su tío Carlos Salcedo, quien un día, en la Programarte hizo esta pregunta : ?Y por qué no escribes un guión sobre las megadivas?" .
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Durante la rueda de prensa para anunciar los detalles de la película Megadiva, la tercera de Roberto Ángel Salcedo, se puso en la mesa el tema de la relación entre los críticos y los productores y directores del cine local.
A una pregunta periodística en torno a cuál debía ser la reacción de los directores y productores ante demoledoras críticas, muchas de ellas publicadas días antes del estreno, Roberto Ángel respondió con una madurez que sorprendió a mucha gente.
-“Ellos (los críticos) hacen su trabajo. Y los directores y productores tenemos que entenderlo así. Es parte de un circuito. Si nosotros no hacemos películas, ellos no tendrían nada que criticar en materia de cine dominicano. Es su derecho y no es inteligente enfrentarlos no ponerse en pleito” afirmó el productor y protagonista de Megadiva, cinta que llega a los cines del próximo jueves 26.
La premiere será el martes 24 en Malecón Center.
El tema es espinoso y difícil partiendo de la actitud de los críticos y cronistas de cine, a veces basada en prejuicios y en ocasiones partiendo de la realidad técnica y artística de los productos cinematográficos ofrecidos.
Recientemente, frente a Cristiano de la Secreta, se produjeron escritos demoledores que, además de señalar fallas (deficiencias fallas que nosotros reconocemos) la actitud crítica fue radical. Incluso se llegó a afirmar que los cristianos que la vieran se convertirían en ateos. Se le llamó abominable. ¿Abominable? ¿Será justo el término? A mi modo de ver, se excedieron los colegas que llegaron a esos extremos.
Algunos críticos como Félix Manuel Lora señalaron los aspectos que entendieron eran deficientes en el marco de un tono firme y respetuoso.
¿Debe la crítica girar entre la crónica de tierra arrasada o en las croniquillas paternalistas del tipo de las que muchas veces escribimos nosotros en el pasado?
¿Hasta qué punto tras esas crónicas de incendio no se escamotea el deseo de reafirmar la imagen de verdugo mediático de una industria que lo que requiere es entendimiento, apoyo, señalamiento serio de las fallas y una buena Ley de Cine?
¿Tiene algún mérito que existan productores y artistas dispuestos a invertir en cine, crear fuentes de trabajo para los talentos, poner su dinero en juego en una industria tan expuesta al fracaso (a veces, una crítica de este tipo hunde un proyecto), aun cuando sus productos no puedan aspirar al Oscar de “mejor película en lengua extranjera”?
¿Hasta cual punto películas tan mal hechas, son responsables del reforzamiento del prejuicio que anida en esos críticos?
¿En que medida, desperdicios presupuestales en proyectos que al final no han dado el resultado esperado, no son también responsables de esa mala imagen?
Parece que hay que revisar se parte y parte.
¿Debe la crítica acallar errores y deficiencias sólo por ser solidaria con un cine del que se dice que no ha nacido? .
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