La escena del naufragio con que se inicia El Corsario es de antología en el escenario nacional.
Fue una experiencia que trasciende el gusto y el disfrute de la danza. El trabajo se nota signado por un empeño de perfección que implica una labor disciplinada, una coordinación fuera de lo ordinario.
Fue el uso a fondo de la inteligencia guiando los elementos técnicos de un montaje.
Una experiencia para no ser olvidada.
Tras ver El Corsario, lo que duele en el fondo del alma es que el ballet no sea un arte realmente popular, al acceso, tanto en su entrenamiento como en su disfrute, de todo ser humano en capacidad de sentir en el alma la impronta de la belleza del cuerpo en movimiento y la armonía de las artes todas, danzando en un solo aliento.
Tras ver El Cosario, no queda otra expresión que no sea la del desconocido poeta Jesús Sosa, “!Por Dios! ¡Qué vuelva a suceder!
Acometer este ballet en que Medora, su amiga Gulnara y otras compañeras encuentran a los náufragos y Conrad se enamora inmediatamente de ella, implicaba un gran reto.
La danza es una batalla que el cuerpo humano ha ganado a la plásticidad y la armonía del Universo.
El famoso ballet, exigente en extremo desde el punto de vista de la producción omo espectáculo y demandante hasta el agotamiento en todo sentido, fue la opción de una mujer, Alina Abreu, coraje, arte, enseñanza y belleza unidos en una sola persona, ha sido posible.
Nunca podrá hacerse fiel una contabilidad que consigne en un cuadro de gastos y recursos lo que habrá costado el montaje.
Y no se piense que se habla de dinero. No. Se habla de esfuerzo emocional y artístico de meses de preparación, del criterio para seleccionar los talentos internacional, del estimulo necesario para que desde la dirección, cada quien dejara su piel, literalmente hablando sobre el entablado.
La experiencia visual, auditiva y coreográfica de El Corsario es ahora una referencia obligada.
Alina Abreu es de esos seres capaces de crear luz.
El Corsario y su elenco, su desarrollo, su desafío, son la mejor prueba.
Los factores
Exquisita la selección de quienes tuvieron a su cargo los aspectos fundamentales del trabajo.
Coreografía: verosímil, grandiosa, a la escala justa para transmitir los ambientes y esa escena final del naufragio, realista, onírica y sugerente, le valen a su creador todas las nominaciones posibles.
La coreografía espléndida, justa, armoniosa, fresca, bien lograda, aporta el elemento base del ballet.
Laura García Godoy muestra el tesoro ignorado que es con la dirección teatral.
El vestuario realizado con estricto sentido de época, vistosidad y cuidado hasta en sus mínimos detalles fue responsabilidad de Magali Rodríguez, quien ha tenido ya páginas de gloria en el espectáculo del arte del más elevado nivel.
Las luces de Bienvenido Miranda aportan mucho por la acertividad de enfoque e intensidad luminosa, adecuadas a la acción en cada cuadro.
El montaje del Ballet Clásico Alina Abreu establece una marca.
La referencia como montaje de ballet obliga a hablar de un antes y un después de El
El Corsario
Fue una experiencia que trasciende el gusto y el disfrute de la danza. El trabajo se nota signado por un empeño de perfección que implica una labor disciplinada, una coordinación fuera de lo ordinario.
Fue el uso a fondo de la inteligencia guiando los elementos técnicos de un montaje.
Una experiencia para no ser olvidada.
1 Comentarios
ES QUE TUS PALABRAS TOCARON A FONDO MI SENSIBILIDAD!!!, JUSTO ASI, HA SIDO TODO!!!! ESTE, FUE EL RESULTADO DE MESES DE DESVELO, DE EMOCIONES, Y DE ENCUENTROS FUERA DE LO ORDINARIO EN EL PROCESO CREATIVO DE ESTA OBRA, QUE SOLO UNA VEZ MAS NOS RECUERDA , Y NOS HACE AGRADECER A NUESTRO CREADOR, CADA EXPERIENCIA QUE PERMITE EN NUESTRO CAMINO POR LA VIDA!!!!!
GRACIAS, PORQUE CONTAMOS CON SERES COMO TU,QUE SON LOS QUE NOS SIGUEN LLENANDO DE ALIENTO PARA CONTINUAR DESARROLANDO "LOS DONES" QUE NOS HA REGALADO NUESTRO PADRE!!!
BENDICIONES!