Tres actores provocan ternura y magia escénica. Un teatro que concentra, sin palabras, una rica y reflexiva variedad de expresiones en un código accesible y amigable. Kalunka Teatro sorprendió con la expresión de un teatro que danza el tono de la gracia, la danza, el humor y el drama de la existencia cuando una condición de salud devora recuerdos y personalidades. Lo mejor que hemos visto en el Festival Internacional de Teatro, hasta el momento.
En los caminos del teatro, la búsqueda de nuevas formas de expresión, más efectivas, más artísticamente democráticas, más al acceso universal, ha sido desde siempre una meta procurada por teatristas del mundo. Siempre fue el deseo del artista innato, romper barreras de idiomas e intelectualidad vestida de parlamentos que, abigarrados en si mismos, producen encerronas medidas en el lazo infaltable que une público y artistas. Ese es el milagro que en pocas oportunidades, logra cristalizar el teatro de búsqueda efectiva de conexión.
Kulunka, la Compañía
Se crea en 2009 por los jóvenes artistas españoles Garbiñe Insausti y José Dault, de extensa trayectoria, que nace de la inquietud de sus integrantes por experimentar con diferentes lenguajes escénicos, apostando por un espacio escénico que sea a su vez un punto de encuentro entre las distintas disciplinas artísticas. Todo ello, sin olvidar la idea de hacer un teatro accesible para el público. Un teatro vital, actual, comprometido y conectado con la realidad. Su blog es
http://kulunkateatro.blogspot.com/ y su correo : kulunkateatro@gmail.com
Ese ideal artístico lo logran tres actores, integrantes de Kulunka Teatro, con su montaje André y Doriné, del cual llaman la atención: su mensaje sobre la destrucción del recuerdo, la memoria y la personalidad por la vía de una enfermedad de la cual no tenemos aun conciencia exacta : el Alzehimer y los vehículos de expresión empleados con sentido acertivo, cuidadoso y elaborado en base a criterios escénicos ciertamente revolucionarios.
El público que llenó el domingo en la noche la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional no tenía idea de lo que le esperaba. Se asistía porque era una presentación teatral de un grupo español y poca gente tenía referencia de lo que constituía la oferta escénica.
La referencia de un párrafo en el programa de mano, no daba la idea de lo que Kalunka traía entre manos. Cuando se inician las acciones la pieza apoyada sobre todo en el mimo, la imaginación, el elemento máscara en proporción 1-1 (tamaño natural) , sorpresa, estupor en algunos, seducción provocada al público por los códigos utilizados por estos tres jóvenes actores-
Fiesta del teatro cuando a partir de un mundo de símbolos, una dimensión escénica de valores universales y de sentires humanos que estremecen el imaginario de cada quien. Glorias y luces de un teatro estructurado en torno a la sagrada misión de la escena.
El aplauso rotundo, agradecido y profundo de un público que llegó sin saber qué venía a ver, fue la mejor de las recompensas a tres artistas que encontraron la llave al corazón de la gente.
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