Cecilia García es María Callas

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Cecilia García y una sorprendente Carolina Camacho en una escena de Master Class.
Para decirlo directamente y con notable ecónomoía de palabras: Master Class es, hasta ahora , uno de los mejores montajes teatrales del presente año. Es un dramático cuatro escénico que cuenta la tortuosa , ególatra y glamorosa vida de María Callas.

Hay que atribuirlo a una magistral caracterización de primer nivel interpretativo de Cecilia García y las actuaciones secundarias que, sobre todo de parte de los cantantes que realzan consistencia de una la producción presentable en cualquier parte del mundo.

García ratifica la fuerza histriónica que lleva al público más allá de lo que se podría esperar de un montaje escénico promedio. Máster Class es escrita por el norteamericano Terrence McNally.

Despoedida
El elenco recibe la ovación de un público entusiasmado de la fiesta artística recibida.

El montaje es sobrio, exhuberante en su impronta artística que envuelve al público en el complejo “y complejos” del obtuvo ego de la gran diva greco-norteamericana.
Cecilia García, con la dirección de Carlos Espinal, recrea la vida y los fantasmas verborreícos que atormentaron a la María Callas en toda su vida. Se siente el señorío de una soberana actuación de fuste, de sensaciones intensas y de notable expresión de un desdoblamiento que conduce a los pasillos interminables de los conflictos irresueltos que toman como marco de expresión, las clases magistrales que ofrece a sus “víctimas”.

Meterse en la piel de la diva de divas del canto lírico mundial, la exigente, auto-ególatra y perfectísima soprano María Callas, posiblemente haya constituido para la García una de las empresas más formidables y desafiantes de su carrera.

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Desde que García llega a escenario e inicia sus primeras líneas, todo el público cae a los pies y el influjo de una dama autoritaria, de expresivo acento italiano, opresiva en el plano psicológico y que se tiene a ella misma como único centro posible de toda historia y toda fantasía.
La pieza la vimos dos veces porque había necesidad de abarcar detalles que no se captan en un primer contacto.

Carlos Espinal, director, hizo una selección de talentos tan acertada que lo que ha logrado es un episodio teatral cuidado en los exigentes detalles de una producción profesional tomada desde cualquier punto de vista, pero en la cual se destacan los talentos que acompañan a García.
En particular nos impresionaron Dolly García (haciendo lo más difícil para una cantante lírica: hacer comedia con el canto); Carolina Camacho (un rostro al que hay que poner atención en lo adelante por su facilidad actuación-cantante); un perfectísimo Pedro Pablo Reyes. (no vimos a Antonio Chabebe , Nelson Beras ni a Gabriel Antonio Paulino).

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Nos fue amigable la intervención como actor del maestro Dante Cucurullo. Giovanni Cruz, (a quien juzgamos sin mucha justicia inicialemtne) , al verlo de nuevo, haciendo exactamente lo mismo, nos hace cambiar de criterio. Está justo en el punto de mira de una actuación secundaria que no persigue robar vista y aporta lo indecible con su expresión facial, sus parlamentos breves y sus traslados cruzando de un punto a otro., dejando la sensación de furia contenida por las “vainas” de la Doña.

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Carlos Espinal, venido desde Estados Unidos para hacer este proyecto, del cual sale con airoso y con orgullo. La actuación de Carolina Camacho, soprano de grandes dotes y de firme futuro a juzgar por sus datos, sorprende al público cuando al fin le permite actuar la abrumadora avalancha de palabras y venenos de la Callas sobre esta estudiante de canto.

En resumen, Master Class tiene la calidad como para ser consagrada como una de las mejores experiencias para el público en el presente año. Ojalá el criterio de nuestros cronistas, al frente de los cuales se encuentra Máximo Jiménez, (quien conoce a fondo los fundamentos del teatro) tengan visión y perspectiva frente a esta propuesta.

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