Edilì y su Diatriba de Amor


Edilì en su asombrosa transformación escénica en Diatriba de amor a un hombre sentado.

En Edilí, la extendida dualidad entre la cantante y la actriz, se ha  resuelto.Loque tenemos al final de esta ruta de doble via, es una actriz que debe ser tomada en serio.

DSC_3050 Las tablas y las luces de la escena  han triunfado soberanamente sobre la solista, las producciones para la radio y los conciertos para enamorados  y el millón de tareas invisibles al público que demanda el mantenimiento de una marca en el cancionero comercial dominicano. Ver galería de imágenes del autor de este blog.


Edilí  ha  demostrado que, sin desmedro de lo que ha sido como cantante, su vocación era la actuación lo cual evidencia  su actuación en el monólogo en el cual  deja ver  pasión y entrega  por la  actuación,  y que muestra, pese a pequeños fallos en la verbalización, su considerable ascenso en la escena.
Con la presentación de Diatriba de Amor contra un hombre casado, Edilí ha procurado mucho más que mostrar unas las piernas mejor torneadas de todo el escenario dominicano.

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La actriz ha retomado el texto del escritor colombiano, Gabriel García Márquez, (por demás Premio Nobel de Literatura y que tiene en este trabajo su único aporte conocido a la dramaturgia) para lograr un contacto a fondo con el drama cotidiano de una mujer casada durante 25 años e inmensamente sola de toda soledad y golpeada por la silente crueldad del neo-machista típico con que le ha tocado vivir un cuarto de siglo.

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“Nada se parece tanto al infierno como un matrimonio feliz” es la sentencia rotunda con la cual Gabriel García Márquez ofrece un recorrido crítico por la vida de la pareja inorgánica, matizada por la violencia psicológica y conyugal, en la cual sólo han faltado los golpes y los moretones, cuando una mujer pasa revista a lo que han sido sus 25 años  de vida junto a un hombre que no le ha aportado ese acento de vida y ternura que necesita toda relación, por ordinaria que pueda ser pensada.

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Edilí  es Graciela, la esposa  que nos encadenará a su drama sin nombre cuando sostenga:: “Sólo un Dios hombre podía regalarme esta revelación para nuestras bodas de plata. Y todavía debo agradecerle que me haya dado todo lo necesario para gozar de mi estupidez, día por día, durante veinticinco años mortales. Todo, hasta un hijo seductor y holgazán, y tan hijo de puta como su padre.”.

La actuación
La actuante enfrenta con valor un texto intenso, largo y con múltiples incidentales y personajes sobre si misma, hasta el dramático final cuando canaliza su rabia, cayendo en la misma violencia de género que debía ser condenada, provenga de donde provenga.
Edilí, con una actuación impecable y solo lastimada por dos o tres pisadas en falso en la verbalización de algunos parlamentos en los que pareció perder su personaje, pero que – admirablemente, se repone y vuelve a reubicar cada pieza en su sitio.

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Los créditos
La producción general es de Rafael Ovalles; el director, Enrique Chao; escenografía, Fidel López; luces, Lillyana Díaz (también actuante como la madre del Hombre Sentado, en un papel breve y determinante) y sonido: Michael Jiménez.

Graciela  se luce sobre todo en la forma correcta en que desarrolla sus procesos de intensidad emocional, y en particular cuando dice:“A ti: el pobre diablo con quien me fugué desnuda desde antes de nacer, al que le vigilaba el aliento mientras dormía para estar segura de que estaba vivo y era mío, y le revisaba cada pulgada de su piel de recién nacido para cuidarla...”

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Diatriba de amor a un hombre sentado alcanza un nivel de penetración con su público y que incluso hace reír a los hombres, denunciados de forma indirecta desde el texto, escrito por un hombre bajo una escrutadora perspectiva  subjetiva críticamente femenina.

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El montaje vuelve a reponerse el fin de semana que viene en Sala Ravelo.


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