El fenómeno de Jaque Mate se debe al guión.

José María Cabral ha dado con la clave del triunfo en  Jaque Mate, su primera película realizada con los criterios de la industria, debido a que escribió un  buen guión.  Se trata de un texto producido a conciencia,  con ejes no utilizados nunca antes en el cine local, comenzando con la selección del  género, el triller psicológico, sobre un telón de fondo de acción policial, con un humor inteligente basado en el manejo de la imagen, y sobre todo, de los rostros, con la manipulación inteligente y sorpresiva de los sub-temas de la trama, incluyendo la referencia a lo homosexual y la presentación del primer beso  en la boca entre dos hombres.
Para mucha gente, Cabral es una especie de Michael Moore dominicano, con sus cortos documentales de denuncia social. Tiene ya varios cortos que hace con una estrategia guerrillera apoyado en un equipo de amigos que incondicionalmente le respaldan. 
Esos trabajos  son : Espejitos por botones (sobre la Barrick Gold), Un millón por Sobeida; Súbete al progreso (sobre el metro) y  Bipolítica, (sobre la ausencia de propuestas electorales consecuentes con la realidad de la gente).

 Jaque Mate Teaser Trailer from Jose Cabral on Vimeo.

Si  no es bueno el   guión de una película, el resultado es el fracaso. Usted podrán gastar todos los millones del mundo y el resultado será el mismo: el fracaso.  Es una regla invariable: una mala o deficiente idea en cine, produce una mala película. Son miles los ejemplos de fracasos provocados por un guión deficiente, haciéndole buchitos a los millonarios los presupuestos de producción.

















 Cabral muestra que se puede ser joven, talentoso e iniciador de procesos en el cine dominicano.
Jaque Mate impone muchas lecciones a quienes consideran que el único género fílmico viable para redituar las hasta ahora inciertas inversiones de los productores, era la comedia, expresión del cine necesaria, válida, incluso necesaria en los inicios de toda tradición cinematográfica nacional, pero no excluyente de otras formas de expresión de la pantalla. Ese beso  se produce en  un marco psicológico que no es erótico ni guarda parabienes con el comportamiento sexual alternativo. Se logra transmitir como una manifestación de una amor apasionado y tardío cuando ya no es posible renovar ese lazo y el amante tiene una familia a la que persigue proteger del peligro inminente que representa una pistola apuntando a la cabeza.


A estos factores, José María Cabral agrega  una correcta gerencia tanto de los elementos técnicos (fotografía,  dirección de cámaras, sonido, edición), como de las actuaciones, entre las cuales es deber resaltar lo de Frank Perozo como una  digna de figurar en la historia de las mejores interpretaciones de un actor latinoamericano.

Otro aspecto que utiliza Cabral es el triunfo de la familia sobre la adversidad, superando todos los traumas, condiciones de deficiencia, errores y tendencias personales, que se verifica  una vez que termina la proyección. La lección es plena: la familia puede recuperarse de sus más traumáticos episodios cuando lo fundamental queda expuesto.

















Se ha querido criticar el uso masivo  de las llamadas  “malas palabras”, lo cual carece de sentido.  Lo primero es que no existen “malas palabras”. Quien las pronuncia es un secuestrador en posesión de una familia.

No es la primera vez que Cabral dirige a Perozo.  Ya antes hizo su corto 15 minutos, con muy buen resultado.

José María Cabral parece ser uno de esos alientos que hacían falta para enriquecer el ambiente fílmico dominicano.  

Jaque Mate muestra que talento, juventud y vocación industrial del cine, pueden ir de la mano  en una coyunda que si se respeta a si misma, tiene asegurados los frutos del esfuerzo.

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luis said…
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Anonymous said…
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