Hay cambios positivos en la proyección de la Junta Central Electoral, tanto en la calidad de la música de su cadena como en el logo que finalmente a adoptado el organismo electoral. Tanto en la música de su programación como en el logo, los cambios son positivos.
Las cadenas de radio y televisión de la Junta Central Electoral de otros tiempos era un ladrillo pesado y difícil de digerir, musicalmente hablando. Esas cadenas estaban caracterizadas por la falta de criterio, la ausencia de un sentido de programación de la música, la posibilidad de poner cualquier cosa que rellene entre comunicado y comunicado, entre boletín y boletín, era la norma con que se nos castigaba a los escuchas de la información oficial, con el agravante de que durante los años de la época balaguerista, esas cadenas eran obligatorias para las emisoras,.
Escuchando ahora la Cadena de la JCE, a la que se pueden unir o no libremente las estaciones, el cambio en el criterio musical, se nota. Buena música: baladas suaves, música que apela a la sensibilidad y el pensamiento. No se de quien sería la base de esta programación, pero hay que felicitar a quienes lo concibieron.
El Centro de Información y Comunicación (CICOM), que preside el licenciado Manuel Quiterio Cedeño, esta contratada como agencia especializada para asistir la parte de prensa. La gestíón de los contenidos noticiosos desde la voz oficial de la JCE están muy bien manejados, incluyendo las denuncias y respuestas a esas denuncias. Buenos cortes grabados de motivación al voto, transformando la amenaza de lluvia, en una bendición que invita a la cita democrática. Ahora (8:00 am )está aclarando el cielo, cuando menos en la capital.
Otro cambio en la imagen de la JCE es la transformación de su logo, que comenzó siendo éste:
Una mano, sin vestimenta que identifique pertenencia alguna a clase social, deposita un voto, acto que es la escencia de la función de la JCE. Ilustrativo, folletinesco, simple, util, pero sin vuelo imaginativo. Simplicidad que vincula lo operativo pero que descuida la forma. Machista, al poner la mano de un hombre, dejando sin expresión visual a las mujeres, que superan en votos a los portadores orgánicos de testosterona. Usa un recurso gastado, el de los rayos concentricos para enfatizar en el centro de la acción, uno de los gestos gráficos más gastados y pobres visualmente hablando.
El segundo logo usado fue éste:
Ahora se le pone un traje de clase media y media alta al mismo hombre votando. Excluye, lógicamente a las mujeres como masa votante ligeramente mas predominante y se acoge a los criterios llanamente ilustrativos de la funcion de vota. Aqui hay otra versión de los rayos concentricos, usados con el mismo criterio lamentable y previsible.
El tercer y más reciente logo es éste:
Es evidentemente un acierto por el enfoque moderno de la grafía, al desexualizar el criterio patrialcal de los dos anteriores y apelar a la huella digital, que es una expresión genéricamente no discrimante y que refiere recursos modernos de control y supervisión del voto por los datos biométricos. Este cambio es altamente positivo y fue parte de los cambios de la imagen corporativa anunciada por los jueces de la JCE.
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