El reto de renovación
es inherente al arte. El desafío de ser nueva referencia, es consustancial con los
artistas. Para todo artista siempre pende en su horizonte, el reto de dar mas
de sí, diferenciarse en su trayectoria, la exigencia de salirse de los caminos seguros, abandonar
las muletillas que representan los talentos circundantes y atreverse a ser el
único centro de atención mediante el género interpretativo más difícil de
afronta: el monólogo.
Josema Rodríguez,
ha sido capaz de renovarse, de trazar una línea en su carrera y ser el centro
de un espectro histriónico nuevo, prolijo en imágenes de sarcasmo, crítica
social y humor. Ese es su planteamiento y lo afronta con el valor que demanda
el afrontar solo, durante una hora, a un público que acude a dejarse conquistar
o a rechazar su arte. Ha pasado lo primero desde el montaje que se mantiene a
partir de ahora en la Sala Ravelo.
Este actor logra
una casi magistral actuación (salvo uno
que otro traspié lingüístico pasable y que el público, con justa condescendencia,
no advierte),al interpretar un texto que conecta por su lenguaje provocador,
cargado de humor que conquista al publico,
se aleja de los trillados caminos
de la comedia previsible con temas tocados ya mil veces y que son, en el fondo, el mismo tema con
diferente carruaje.
Este
montaje revela al talante de un actor
fresco y formidable capaz de enfrentar un texto aparentemente cómico, de
profunda y corrosiva crítica social a los políticos del mundo con mordaces referencias a lo que localmente
ocurre.
Rodríguez
establece una marca escénica que involucra los recursos del teatro: movimiento
escénico bien realizado, el maquillaje (uno de los más serios aportes, al
desdibujar la imagen “juvenil” del
intérprete), el manejo de su voz, con un característico tono grave.
El texto,
que suponemos es suyo porque no aparece acreditado, es un vuelo imaginativo que
pone en la perspectiva de un paciente psiquiátrico ambulante, en procura de un
orinal público que nunca aparecerá finalmente, le permite un discurso con ideas
novedosas, exceptuando las de conocidísima (por la literatura de
crecimiento) Cadena de Favores y la
referencia tan directa a la
Civilización del Amor, proveniente de la Pastoral Juvenil ,
de la cual es un destacado talento.
Ambos temas se pudieron abordar de forma menos
convencional y sin el peso de una especie de mensaje final aleccionador. Se
pudo haber dicho eso mismo, con la altura con que maneja otras dimensiones del
texto.
Con esta
Locura Cuerda, el teatro dominicano se place al constatar la calidad de este
artista, que se separa con criterio de lo que le hemos conocido.
Hay que
verlo.
Hay que
darse el gusto de la forma en que resuelve el desafío de este monologo, que
sentimos pudo haber tenido 20 minutos mas, completamente disfrutable.
No dejen de respaldar este proyecto que
implica un novedosísimo giro en la carrera de Josema.
Este montaje
estara jueves, vernes y sabado en Sala Ravelo a las 8.30 pm y los domingos a las
6:30, hasta el domingo 28 de octubre.
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