Al cumplir sus doce años, el Teatro Las Máscaras, el espacio escénico más pequeño y amigable de la República Dominicana, apostó con éxito, a una diversificación de sus géneros de humor, de heterogénea tonalidad y ha puesto en cartelera un drama intenso que dibuja un tema tomado de la realidad: Una madre obsesiva y conservadora de una madre castrante.
La trama se presta para la catarsis particular de muchos de quienes asisten desde el público, que pasaron en su infancia y juventud por el lado oscuro de la maternidad, generalmente endiosada y consagrada por los anuncios y las ofertas que se mercadean con motivo del mes de Mayo.
Hay madres
terribles, que nadie lo dude. Egoístas hasta lo indecible. Que nadie tampoco sea capaz de dudarlo, sin desmeritar el rol de la maternidad, licencia especial de Dios en la tierra.
Esta obra recoge esta óptica, desmitificada (y
glorificada al final): el rol de la mujer que trajo al mundo los hijos y que llega
a pensarlos como su propiedad y objeto de sus mandatos, valores y caprichos.
Tres nuevos
talentos, Aleja Johnson (Luz), Bryan Payano (Julio César) y Hanely Del Rosario
(Divina), con el mando de escena de la maestra Germana Quintana, logran llenar de
emociones y drama aquel espacio, físicamente pequeño, pero desde el cual se
proyecta un universo de emociones, impactos y sensaciones que, al terminar, con el
aplauso final del público (no más de 40 personas) permiten fluir las lágrimas incontenibles, producto del complejo amasijo de emociones expresadas a través de su arte.
La obra es un
enjuiciamiento al papel de la madre castrante, cargada de prejuicios, individualismo,
machista y conservadora en el encuentro con su hijo ( Julio César) que se mudó de
New York a Texas en procura de “aire libre”, que no tenía viviendo con su
progenitora. Luz sospecha que él es homosexual y trae a la trama una serie
de confrontaciones bajo el prisma de una visión opresiva maternal, virtualmente
insoportable.
Aleja Johnson
(Luz) asume esta representación con absoluto dominio profesional, evidenciando
un conocimiento del oficio y cargando con la responsabilidad de ser personaje
eje alrededor del cual girarán parlamentos y acciones. Merece atención el sobresaliente talento de la Johnson.
Brian Payano, (Julio
César) es personaje de contrapunto, enfrentado a los valores conservadores y
asfixiantes de una madre que llena todo el escenario, y que se maneja
respondiendo con una presteza histriónica, capaz de mantener la intensidad del
intercambio.
Hanely Del Rosario
(como Divina) es resuelta, imponiendo una sensación de frescura, variando a lo dramático
cuando los parlamentos giran hacia esa dirección.
Marco Antonio Rodríguez, es todo un fenómeno en el
escenario hispano en Estados Unidos. Es, sin dudas, el dramaturgo dominicano joven de mayor
empuje creativo en suelo americano. Con "La Luz de un Cigarrillo" ganó nueve premios: cinco premios HOLA
de la Organización Hispana de Actores Latinos y cuatro premios de la Asociación De Cronistas De
Espectáculos -ACE-.
La
pieza acaba de ser añadida a la currícula en dos departamentos de la Universidad
de Rutgers, para el estudio de su texto en la Escuela de Lengua Hispana. Rodríguez se conduce con una notable economía de personajes, a los cuales les saca el
máximo rendimiento en el concepto que gerencia.
Con la obra "Barceló a la
Roca" o "Barceló con Hielo", ganó el
primer lugar del concurso de dramaturgia de
El Repertorio Español, la cual representará en el 2014 como parte de
sus bonos. La pieza también será montada, en su momento, en Santo Domingo por el Teatro Las Máscaras.
La obra cuenta la historia
de Nino Antonio Cruz, un dominicano de El Cibao que reside en Nueva York. En el
transcurso de una noche, Nino deberá enfrentar su propia mortalidad y los
secretos oscuros que han afectado a su familia por generaciones. Secretos
intrínsecamente vinculados con la historia política de la isla.
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