SAN JOSE DE LAS MATAS. Con todo lo que se ha
dicho sobre la supuesta inutilidad, falta de creatividad y alegada falta de
vocación de trabajo y talento de los jóvenes de hoy, aparece ahora un muchacho,
llamado Carlos Rodríguez, para desmentirlo todo.
Rodríguez parece un joven más de los muchos que
pueblan campos y ciudades de este país. Pero solo en apariencia. Tras su imagen
de joven mulato y sonriente se disimula un espíritu de superación que le ha
llevado a vencer las limitaciones que trajo al nacer. Es mudo y sordo,
pese a lo cual, hoy día es un valor de la plástica regional, una joya no
descubierta del dibujo y la pintura, con una actitud meticulosa para culminar
cada obra, con un acucioso manejo de la luz, la composición,
el color, y la fuerza del dibujo realizado con precisos trazos.
Carlos Rodríguez es un artista que se expresa
con su pincel. De sus labios no ha salido nunca una palabra. No puede
hablar ni escuchar, pero tiene el alma abierta al mundo de las formas y los
colores, a las técnicas de la acrílica, el carboncillo, el óleo, al retrato (su
principal especialidad), a las reproducciones (como La Mona Lisa que sorprende,
colocada a la entrada de la Casa de Arte).
Desde la infancia
La actitud hacia la pintura vino consigo a la
vida. Desde niño, probablemente por no poderse comunicar oralmente, comenzó a
dibujar muñecos donde quiera que podía hacerlos.
Su madre, Nereyda Torres, tuvo el acierto de
llevarlo a la Escuela de Sordomudos de Santiago, donde le instruyeron en lo
necesario para poder comunicarse por señas, y darle una plataforma para su
relación con el mundo sonoro.
Era un dibujante nato. Un reproductor febril de
los muñequitos y comics. Un trabajador que saciaba sus silencios a fuerza de
trazo. Así fue definiendo lo que deseaba ser.
Sus profesores
Ingresa a Casa de Arte donde tiene como
profesores, primero a Carlos Cristian Collado y luego a Roberto Torres, quienes
debieron adaptarse al singular estudiante.
Hoy día, el mejor estudiante de pintura que ha
tenido jamás la institución de la Cooperativa San José es este
muchacho, que vive humildemente en la parte atrás del número 41 de la
calle Duarte. en San José de las Matas.
Digno de ser acogido por una institución
superior de arte que le ofrezca una formación al nivel que debía tener
este valor en desarrollo, Carlos Rodríguez sigue haciendo retratos que le
piden, pintando cuadros en acrílica u oleo, desarrollando las técnicas
que ya maneja, pero sus horizontes profesionales deben ser ampliados.
Su profesor actual, Roberto Torres, indica que
gracias a la madre del joven, aprendió a comunicarse con él y que la
instrucción en pintura y dibujo es muy figurativa, lo que facilita la
corrección de lo que hace.
“Es el mejor estudiante de pintura que ha pasado
por Casa de Arte. Es un tesoro de la plástica aún en desarrollo. Hay que darle
más respaldo. Se ha desempeñado lejos de los grandes centros urbanos donde la
docencia en pintura tiene otros niveles”, afirma el profesor de Carlos
Rodríguez.
La Casa de Arte es auspiciada por la Fundación
San José, de la cooperativa del mismo nombre, que opera en San José de
las Matas, educando en el arte a centenares de niños y jóvenes de esa
comunidad. La Casa de Arte fue fundada el 2 de marzo del año 2005. Entre
los programas de formación artística que se llevan a cabo están el de música,
teatro, cine, y artes plásticas. Es actualmente dirigida por Tony Santiago.
El joven artista tiene el teléfono 809 571 6682 y
el correo cm-r.t.@hotmail.com
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