Estos dos artistas tienen que enfrentar sus responsabilidades
individuales, aun cuando los sigo considerando
que, al final, son dos víctimas de una sociedad consumista, superficial e
hipócrita. Martha Heredia y Vakeró (Canta desde la cárcel) en 100 años serán parte del pasado. Los dos son ahora tema de escándalo porque nos encanta a todos el amarillismo.
No seamos
simuladores.
Se ha pretendido interpretar que los estoy descargando
a ambos de sus posibles culpas individuales.
Hay culpas personales
que pagar, pero en el telón de fondo de una responsabilidad social que nadie
quisiera aceptar.
El camino más sencillo es intentar descalificar a
quien señale esa responsabilidad social y la victimización de ambos artistas.
Esa culpa social la reitero. Es la realidad de una
responsabilidad que nadie quisiera aceptar y que provoca una reacción en
ocasiones desbordadas e insultantes, ( y es estoy publicando con mucho gusto).
Martha Heredia es obviamente responsable de intentar llevar sustancias controladas a Estados Unidos
y la culpa no puede derivarla ahora a los periodistas que desean entrevistarla
o a la juez que la enjuicia.
Martha Heredia carece, en lo personal, de la formación
y la humildad que necesita una figura pública, factor que le fue señalado por
los jueces del Latin American Idol, quienes le recomendaron una actitud más
tolerante respecto de sus juicios.
Martha Heredia tenía a su derredor un círculo de
nuevos gerentes de su carrera que la
condujeron a enfrentarse con representantes artísticos, con la corporación del concurso que la llevó a la
fama y tuvo, para completar, otros problemas incluyendo el muy mencionado accidente en que pereció un joven haitiano.
Vakeró y Martha Heredia, como pareja, vivieron una
relación violenta y de conflictos. Hay suficiente evidencia de que acudieron a
servicios profesionales en procura de curarse. Y lo hicieron con todo su
derecho, aun cuando los resultados finales indican que de nada sirvió el papel
de la psiquiatría y la psicología. Ambos fueron violentos a su modo.
La responsabilidad de él, que la deben determinar los
tribunales, es haber sido violento en lo
físico y lo emocional. Probablemente
ella fuera violenta también, pero quien está acusado es él, de quien he
sostenido que la justicia de género se excedió al llevarlo a prisión, a pesar
de no constituir peligro de fuga y de ordenar el corte de pelo, lo cual acaba
de ser declarado inconstitucional, (un
poco tarde pero a tiempo para continuar aplicándole la pelada al 0 en la cárcel
del nuevo modelo de San Pedro de Macorís).
Con ese cantante se ha abusado en el
sistema penal.
No es necesario que el cantante esté reducido a prisión, lo que no le exime de enfrentar las responsabilidades a su cargo.
No era necesario ni justo el trato que se le ha dado y se podía garantizar el desarrollo
del juicio sin necesidad de convertirlo en chivo expiatorio. Si estuviera en
libertad, no atentaría contra la
seguridad de la Heredia y acudiría a
enfrentar sus probables responsabilidades.
Excusen los que no comprendan mi postura, ni aceptan
que cada quien ejerza su derecho a expresarse, aun cuando no coincida con la
manada. La intención no es robarles su tranquilidad cuando hablo de culpas que nos corresponden a todos y a todas.
Mis enfoques no los comparten ni los manejadores de la carrera de Vakeró,
ni quienes apoyan la Heredia. Lamento mucho no coincidir, pero así es la
universalidad de criterios.
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