Los 20 años de una biblioteca ,
como es el caso de la que opera en el Centro Cultural de España, es una conmemoración
que debía conmover de alegría a la
comunidad cultural nacional.
La conozco personalmente y en sus instalaciones he percibido el amor y
la calidad de objetivos ofrecidos gratis a la comunidad estudiantil, artística,
docente y de público en general, que se dispensa cada día en esa Biblioteca, rincón
iluminado de información y cultura, en un ambiente adecuado, marcado por el
silencio propio de una biblioteca que se respeta y por el incesante ir y venir
de sus usuarios.
Esos 20 años de labor documental
y cultural proyectando de la mejor forma la educación, el arte y la cultura, debían
ser objeto de una atención especial que trascienda el hermoso programa de
celebraciones, que ha concluido ayer sábado 5 de abril.
Entre sus proyectos, para que
se tenga idea, se destaca el de animación a la lectura, llamado muy
graciosamente Lero, Lero, Lero, a cargo de jóvenes gestores que convocan a la
niñez y a otros muchachos de su generación, en torno a la fantasía y fascinación
de las historias contadas desde los libros.
Esos 20 anos trasciende los 24
mil volúmenes que tiene hoy el que, me parece es, el proyecto cultural más
importante de la Cooperación Española en la Republica Dominicana.
La Biblioteca del Centro
Cultural de España inicio sus labores como un proyecto de servicio muy en pequeño
al principio, hasta llegar a ser hoy un motor gestor de proyectos de animación,
intercambio cultural, acceso a la información bibliográfica actualizada tanto
para estudiantes de diversos niveles en sus tareas como par profesionales en
especial cultivadores o investigadores en las aéreas de las ciencias sociales,
la historia, la arquitectura, las artes en todas sus manifestaciones.
Celebrados, siento desde esta
esquinita de la comunicación, muy discretamente, respecto del desfile mediático
de los "grandes temas" de las urgencias nacionales, casi todos con
sabor a crisis o deficiencias.
Estos 20 años exceden un aniversario que debe llenar de orgullo
tanto a los patrocinadores de este punto de servicio cultural, como a sus
usuarios y usuarias, que debían hacer conciencia de que no es un cumpleaños veinteañero
mas.
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