La poeta y ensayista
dominicana Martha Rivera-Garrido es ahora mismo la sensación del público sensible-pensante
y emotivamente responsable en las redes.
Ha escrito un texto que
advierte y desgarra, que alerta y estimula, que desalienta y desafía cuando se
enamorarse de una mujer inteligente, densa, necesariamente complicada (tal cual
debería ser siempre).
Su texto (del cual muchos han
olvidado la autora y su nacionalidad ) rebota en cada esquina de las redes,
generando una replica que se multiplica geométricamente.
Ni ella misma pensaba
que lo escrito llegaría tan a fondo y penetraría en carne viva tan dramáticamente.
Y lo positivamente grave es que ese no es el mejor texto que haya escrito, pero
este tuvo la llave invisible que abre las puertas a las almas.
Es directo, cortante
cual estilete que penetra en carne viva, limpio, exento de giros desechables,
su texto tiene una musicalidad y un color montado a horcajadas sobre la
bestialidad obvia e invisibilidad de su fondo textual. Es ha sido su éxito.
He aquí su texto:
“No
te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una
mujer que escribe…
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma.
No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música.
No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias. Una a la que no le guste para nada ver televisión.
Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica, lúcida e irreverente.
No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, jamás se regresa”
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma.
No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música.
No te enamores de una mujer a la que le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias. Una a la que no le guste para nada ver televisión.
Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica, lúcida e irreverente.
No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, jamás se regresa”
Esta es Martha
Rivera, en autodefinición:
Iconoclasta.Cool. Libertaria. Rebelde. Guapa. Neurótica. Escritora. Mujer. Madre. Hija. Abuela. Esposa. Hermana. Tia. Novia. Ñoña. Amiga. Estrellista. Escogidista. Dominicana. Insomne. Distraída. Neurótica. Azul. Desacatada.
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