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¿Hasta
cuándo continuará la sociedad percibiendo como ridiculizables, a las personas gordas?
¿Cuándo llegara el tiempo de modificar radicalmente nuestros criterios
de belleza en relación cuando se pone a depender el peso de la gente con un estética
vital, la que sale de dentro del alma, la que apunta a valores no tan obvios
como las formas y el resultado final de las balanzas?
¿Cuándo llegara
el momento en que más de dos millones dominicanos y dominicanas dejen
de ser discriminados, viviendo una historia silenciada de rechazos y burlas?
¿Cuál será
el momento propicio para entender que la obesidad es una enfermedad, que no es elección
personal de nadie, ni es debilidad ante la comida, que se trata de una condición
médica producto se una serie de factores sobre los cuales la conducta y la opción
personal, tienen poca influencia?
¿A nadie
duelen las muertes anuales de casi tres millones de personas que, de acuerdo
con la Organización Mundial de la Salud?
Dr. Pablo Daniel García Vargas, cirujano laparoscópico y bariátrico |
Con
motivo de mi operación laparoscópica para extraerme la vesícula biliar (cargada
de cálculos), que me practicó el cirujano Pablo Daniel García Vargas, a quien acudí sin conocerle previamente, como un paciente más-
El contacto con este médico cirujano me ha cambiado muchas de mis concepciones sobre la obesidad, y tras conversaciones con él. llego a la conclusión de que estamos ante
un gravísimo problema de salud y que la culpa no de de quienes “provocan” su
gordura por la inclinación a la gula, no son pecadores ni personas de mal
debilitado carácter que se a conciencia del daño que se pueden hacer al ingerir
alimentos cargados de grasas y calorías, persisten en esa insana actitud, en
una especie de momentums de locuras auto destructivas. Nada más alejado de la
realidad.
Cuando
estuve en su consultorio, por los mensajes que tiene desplegados:
Por los
murales de mujeres obesas que tiene desplegados, pintados por un artista que se
ha negado al rejuego de los “marchants del art”, pese a su calidad estética y su impronta
gráfica:
Hice conciencia
de estar frente a un médico de una marcada sensibilidad, inspirada en sus
principios católicos (el doctor incluso ora ante el paciente y su personal de quirófano)
y que se ha dispuesto, más allá de que le lleguen o no, pacientes para la bariátrica,a educar la gente mediante el uso de las redes sociales y la formación de
grupos de apoyo a personas obesas.
Es un médico joven que ha hecho conciencia de la importancia que tienen las redes sociales y las páginas web para educar. Por eso tiene su página personal de Facebook. Y su página web obesidad y bariática. Y su página de apoyo a los grupos de personas obesas.
Me permito reproducir un texto suyo, que ofrece una panorámica de su visión sobre
la obesidad:
“Un día
cualquiera de una persona Obesa.
En conversatorios un poco más
profundos con pacientes, tratando de pasar un poco más ese límite médico
y paciente por la condición médica específica que buscaremos solucionar,
les preguntaba por situaciones particulares de su obesidad, narrando en una sola
historia evidentes verdades que se ocultan en la simpatía que la persona
gordita.
Comenzó el día, abrió el closet
para el cumpleaños de la amiga, nada le sirve, decide valientemente echar
suerte de compras. Un primer inconveniente: no encuentra carro público que la
quiera montar, hasta que finalmente se apiada un chofer pero con tarifa doble,
con la narrativa del mismo de sus problemas de amortiguadores y justificaciones
absurdas de por qué está obligado a esta medida.
Ya malhumorada, divisa la blusa
que quiere, entra, apenada porque sabe que no le servirá, pide su talla
extra grande, por si corre talla grande y como era de esperar, no cierra, con
un “yo le dije” para ayudar del vendedor, y más que en las tiendas las
XXL son las L de antes, las M son las XS y las S se las ponen los huesos.
Obviamente luego de repetir esta
historia la tarde entera en 3 pisos y medio de tiendas decide ir a donde
siempre, a la tienda de doñas, ropas con bolas y colores extravagantes,
decidiéndose al fin no por la que le gusta sino por la que le sirve.
Ya rendida para su
autocomplacencia, piensa en la posibilidad de regalarle esa hermosa falda que
deslumbra esa vitrina de la famosa tienda del centro comercial, y al preguntar
a la vendedora, sin saber la finalidad le responde: “Pero no será para usted,
porque aquí no hay nada que le sirva”, con la humildad y simpatía requerida y
necesaria de la máscara de alegría para sobrevivir del obeso, solo responde que
no es para ella.
Esta situación hace que se dirija
por tercera vez en el año a su médico para que nuevamente inicie la esperanza
de dejar esta mal atrás. Buenas tardes, doctor, vengo a ponerme en esto y esta
vez es en serio, a lo que el médico, sin saber de la travesía, reprocha su
falta de “fuerza de voluntad” y como no le ha hecho caso, según el comprensivo
galeno, le atiende con desgano y con el conocimiento de que es casi seguro que
no lo logrará.
Se marcha a su casa, realiza sus
labores de madre y esposa, preparando el banquete lleno de amor, pues es lo que
sí sabe hacer bien, llega el marido, y después de este día ella espera un
consuelo y algún respaldo emocional de esta batalla diaria. El, con las mejores
intenciones le recuerda una vez más que está sobre pasadita de peso, y la
inculpa inconscientemente en el mejor de los casos, como si el espejo no había
dicho lo suficiente durante todo el día.
Llega la hora de la fiesta, sin
ánimos por el lindo día, decide quedarse, acompañada de sus sueños de algún día
volver a amarse, sus decepciones, un tarro de helado, una y otra vez
sobreviviendo al día de la obesidad como enfermedad y a la sociedad como
verdugo.
Hay limitaciones al obeso en
empleos, amor, sociedad, tiendas, diversiones, familias, transporte; nada está
pensado para ellos, simplemente se ignoran 2,680,000 dominicanos que
viven con obesidad. Hay discriminación del obeso, piénsalo, amigos,
familiares, médicos y especialistas en obesidad, esposos, novias, conocidos y
vecinos, que tal si nos ponemos en los zapatos anchos de nuestro prójimo y
miramos desde su lugar. Un buen inicio es salir de la ignorancia y saber que la
obesidad es una enfermedad, no una debilidad simplemente”.
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