Construir una propuesta teatral cuando es búsqueda interior, exposición dramática de la condición humana y denuncia de los déficits sociales, es un desafío que puede recorrer desde el lindero facilista del panfleto, la vaciedad o riqueza creativa de sus textos hasta la genialidad bien plantada en escena.
El resultado de un propósito de este nivel dependerá de un conjunto de factores en los que forman fila la formación académica, la capacidad de dar en interpretación, vestuario, maquillaje y luces, y hasta lo impensado.
Por los caminos del hambre
acontecen palomas es uno de esos montajes llamados a ser acontecimiento de arte
sostenido sobre una escritura con oficio
consumado, reivindicado en una dirección teatral desarrollada con disciplinada
conciencia.
Como director, Polanco entrega
un resultado en escena que revela disciplina, persistencia y búsqueda,
favorecido por el conocimiento que tiene del rendimiento de sus principales
talentos, debido a experiencias igualmente exitosas en el pasado, como ocurrió
cuando en Junio de 2012, regaló desde la Sala Ravelo, las Confesiones de una
máscara, dejándonos el privilegio de disfrutar
otro texto dramático igualmente bien logrado, aderezado en dos soberbias actuaciones de Luvil González
y Fausto Rojas.
Recordamos haber dicho del director: “Radhamés Polanco, una
visión firme sobre el peso de un teatro exigente, impone respeto y admiración
ante la integridad de un trabajo escénico que justifica plenamente sus cuatro
nominaciones a los pasados Premios Casandra”.
De la actriz Luvil González, dijimos entonces: “sorprendente
y dominante de los diversos tonos femeninos que le demandaba el texto. Ella nos
resultó la otra gran sorpresa de la noche. Esta mujer muestra una
notable ductilidad para repasar por los exigentes mandatos de un director
inclemente, tal cual es Polanco”. (www.josersosa.blogspot.com).
Rojas (Lobo)
Como todo monólogo exigentísimo, demanda una
entrega extrema a un actor que se sabe
ante la magnitud de esta propuesta.
Rojas se beneficia de una acertada
caracterización física ( sobre todo maquillaje y vestuario) que le transforman,
otorgándole los años que requiere el personaje y lo que agrega adecuado manejo
de la voz y la expresión facial y corporal que transmite las perspectivas de sus
angustias,
Rojas como Lobo desarrolla un
impresionante quehacer psico-físico, y que le demanda un agotador
rendimiento, se anota su gran actuación teatral para este tiempo, comparable
solo a su inolvidable papel en Confesiones de una Máscara. El público parece
sentir y acompañarle en su cansancio extremo.
Pocas son las ocasiones en los que un director
rompe la cuarta pared escénica para adentrar sus personajes en la platea, pero Polanco se atreve y le
resulta apropiado el intento. Rojas, cuando rompe su espacio, ya se ha ganado la
actitud de público, logrando una experiencia que abona el camino de la
proximidad artista-público.
Luvil y y Becker
Pese a la brevedad de sus apariciones, Luvil
González e Irmgard Karoline Becker, ambas mujeres logran establecer presencia
con cada segundo suyo en escena.
Luvil, (La Furufa) en quien que percibimos una artista con mucha mayor experiencia, apela, por los
mandatos del libreto, a un persona símbolo, cargado de gracia y sarcasmo. Llega
más allá del rol de ser un respiradero escénico.
La Becker, (La bailarina)
es admirablemente sorprendente
con su recital de ritmo y gestos, favorecida por su formación de
ballerina/actriz/cantante, se transforma en la gran experiencia alternativa de
estas palomas. Lo que logra es una de las entregas plásticas de mayor belleza
en el escenario criollo. Indescriptible, eso tiene que ser visto.
Extensión
reiterativa
Indudablemente bien escrita, la
pieza se pasa de tiempos y se extiende
cuando menos unos 20 minutos que podrían editarse, consolidando mejor sus
parlamentos.
Algunas de las ideas expuestas
se adentran en la reiteración, de haber tenido unas imaginarias tijeras que
podaran ripios que cuelgan y cuya amputación redundarían en una experiencia tan
rica, pero con menos duración.
Los
recursos técnicos
José Miura vuelve a ratificar
sus condiciones excepcionales como artista del espacio escénico, empleando
elementos simbólicos (cadenas, la escalera) lo que se completa con una utilería
igualmente sugerente.
Gromcín Domínguez dota a los personajes del vestuario realista
o de fantasía y lo hace con apego a las directrices de un montaje teatral fuera
de lo ordinario.
La iluminación de Julio Núñez
aporta espectacularidad discreta y efectiva que logra estar al nivel superior
del resultado final.
Como estos Caminos del
Hombre.... por el cual acontecen palomas... Deberían haber más experiencias del
teatro como ésta. Otorgan trascendencia al arte local y nos llenan de satisfacción
y orgullo.
Ficha
Técnica
Título: Por los caminos del hambre
acontecen palomas
Dirección y libreto: Radhamés
Polanco
Producción general: Teatro La
Veladora
Producción: Fausto Rojas
Maquillaje: Warde Brea
Música: Vadir González
Escenografía: José Miura
Vestuario: Gromcín Domínguez
Talentos: Fausto Rojas, Luvil González,
Irmgard Karoline Becker.
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