Quienes conciben la Hermana Glenda como una monja de voz hermosa, sustentada sólo en su guitarra, capaz de convocar multitudes, vender muchos discos y provocar la reflexión cristiana de vuelta a Jesús y María con sus bien administrados parlamentos profundos, espontáneos y de sólida sustentación bíblica, están equivocados. Esta religiosa nacida en Chile representa, en el fondo de todas sus circunstancias, mucho más de lo que se percibe a simple vistazo. La Hermana Glenda ratificó el pasado sábado su esencia como fenómeno artístico-espiritual ma…
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