60 millas al Este, novedad, atrevimiento y denuncia

Jorge Lendemborg es un artista poco tradicional y no ha inscrito su nonbre en el "stas sitems" dominicano.


Con estudios y una obra visual desarrollada especialmente en Estados Unidos, tiene la ventaja de tener una clara perspectiva del negocio del cine.
Por eso ha sacado, junto con su pelicula para la gran pantalla, el DVD a un precio competitivo para aguarle la fiesta a los piratas . ¿Por qué no lo hacen así los demás directores?

Su producción 60 Millas al Este es valiente, atrevida, bien manejada, tiene algunos defectos, pero su balance general permite dejar fuera el paternalismo al juzgarla y ver todo el valor que implica, mas allá del reconocimiento al esfuerzo.

60 millas al Este es un hecho cinematográfico distinto por sus características de obra que un cuando toca un tema recurrido anteriormente en el formato tradicional del drama de largo esfuerzo (Pasaje de Ida, Viajeros, y un poco en tono de comedia en Operación Patakón).

Lendemborg un cineasta dominicano tenido poco en cuenta por cuanto su desarrollo se ha producido más en el exterior – donde ha estudiado producción de televisión y cine – hace una presentación de cartas credenciales con una obra conceptualmente seria que toca algunos de los puntos cruciales en la emigración clandestina por vía marítima a Puerto Rico.

Utilizando un sistema de imagen-realidad, no hay actores contratados, ni un guión estricto al cual seguir la secuencia.
El aporte de la conversación natural de algunos de los 28 viajeros, llegan profundamente a impresionar al público y – dentro de la tragedia social que suponen estos viajes- logran dar hasta un toque de humor por las “salidas” de los viajeros.


Hay un sanky panky fracasado en su misión de seducción comercial que confiesa que se irá a pesar de la amenaza del mar y sus peligros aduciendo que se llevará dos aguacates para que los tiburones no se lo coman “vacío”.


El mayor éxito de 60 millas al oeste lo constituyen la edición, la música y los silencios bien logrados, incorporando un lenguaje de cine que Lendemborg domina a perfección.

La fotografía no es perfecta como no podía serlo dadas las características de la realidad captada. No hay tomas trípode ni en las escenas cuando el narrador de la historia camina en procura de los futuros viajeros ilegales como cuando se encuentra en pleno viaje hacia Puerto Rico.

La escena de la intervención de la Inteligencia de la Marina (M-2) pudo haberse quedado entre los garfios inclementes de las tijeras editoras ya que no añaden mucho y le restan fuerza y verosimilitud al resto de la historia, al notarse falsa, pero este es un detalle que mucha gente ni notará.

Igual habríamos reducido al mínimo las manifestaciones de alteraciones estomacales de algunos de los viajeros. Bastaría con sugerirlas aun cuando le van a encantar a las grandes masas irredentas.

Deber ser entendidas las lógicas tomas en contraluz, tiros de cámara oscilantes por el vaivén de la mar sobre la yola.

La obra de este creador merece tanto respaldo como respeto porque es seria. No abarca todo el fondo del tema debido a que la casuística de la emigración en yola se enfoca a partir de testimonios breves de los viajantes irregulares.

El gran mérito se lo llevan la música, la fotografía. y la edición. El trabajo se luce en estos aspectos. De haber dejado en la sala de la edición, se habrían quedado la escena en que interviene el M-2 y la insistencia de la voz en off desde la radio.

60 millas al oeste estará el jueves en todos los cines del país y en el circuito digital de Ángel Muñiz.

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1 Comentarios

Tavi ha dicho que…
Irè a verla, sino es buena, será la ultima pelicula criolla que veo, por que hasta ahora TODAS han sido malas y malisimas.