Al Garete es un montaje teatral que puede servir de ejemplo para evidencia lo que es posible lograr escénicamente cuando se unen talento, trabajo, constancia y esa necesidad de comprender los atormentantes signos sociales de una nación cargada de paradojas y negaciones de si misma.
Con un tema como el de la inmigración ilegal por medio los viajes en Yola, el peligro radica en el facilismo panfletario o en el hundimiento en una incomunicante urdimbre de conceptualizaciones que impongan un valladar a la comunicación real.
El montaje aporta: actuaciones intensas, dramáticas e hilarantes sin abusar de la comicidad. Se trata de actuaciones al parecer forjadas tras un estudio previo y un ensayo intento. Son bien cuidadas y abordan un tema social terrible y desesperanzador.
Los periodistas de arte y en particular quienes son miembros de Acroarte, debe pasar a verla porque sería francamente injusto no tomarla en cuenta para las nominaciones entre los mejores montajes de este año.
Con un tema como el de la inmigración ilegal por medio los viajes en Yola, el peligro radica en el facilismo panfletario o en el hundimiento en una incomunicante urdimbre de conceptualizaciones que impongan un valladar a la comunicación real.
El montaje aporta: actuaciones intensas, dramáticas e hilarantes sin abusar de la comicidad. Se trata de actuaciones al parecer forjadas tras un estudio previo y un ensayo intento. Son bien cuidadas y abordan un tema social terrible y desesperanzador.
Los periodistas de arte y en particular quienes son miembros de Acroarte, debe pasar a verla porque sería francamente injusto no tomarla en cuenta para las nominaciones entre los mejores montajes de este año.
El conjunto de actuaciones es sólido, bien balanceado y estéticamente expresivo. Resalta la experiencia de Leonardo Grassals y la frescura de muchachos nuevos como Jean Carlos Gutiérrez y Genero Marino Payano. Foto: La Cuarta Teatral.
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El teatro La Cuarta tiene en Al Garete, a nuestro modo de ver, la mejor de sus puestas colectivas, entre otras razones por:
El formidable texto en que se apoya, original de la novelista y actriz Julissa Rivera, un nombre sobre el cual llamamos la atención. Tiene potencial y dará mucho de que hablar con el paso de su desarrollo profesional
La dramaturgia logra matizar con maestría los ribetes de un texto dramático-social que constituye una tragedia a voces a la cual el colectivo social se ha acostumbrado.
Las actuaciones convincentes, sinceras y bien logradas.
La sencillez simbólicamente inolvidable de los elementos de escenografía, y en particular el Altar-ventana, la arena de la playa y las aguas del mar y el principal de sus aportes: la yola en movimiento.
El buen aprovechamiento de los elementos técnicos: el diseño de luces, la música original y los efectos especiales y el vestuario.
Lo que se hace en La Cuarta es teatro digno, responsablemente orientado a cumplir una misión, esa de comunicar ideas que golpean y hacen pensar, un teatro orientado a la gente y un quehacer artístico formulado, pese a la falta de espacio y esa dramática falta de recursos frescos que permitan una mejor formulación logística y una promoción que se sienta en los públicos llamados a disfrutar de un teatro que viaja más allá de la primera carcajada, sin desmeritar para nada quienes hacen teatro comedial.
El texto
Cualquiera no cree que un texto tan maduro y firme, tan poético, tan a ratos relajadamente poético o tan firmemente planteado en la denuncia, proviene de una joven escritora y actriz con una apariencia de inocente mujer que vive su adolescencia.
Julissa Rivera logra sintetizar con un texto formidable, las contradicciones sociales que llevan a dominicanos y dominicanas a optar por la escapada hacia el Canal de la Mona en frágiles yolas.
“Si el infiero existe, debe ser como la Zona” dice con sarcasmo una de las viajeras.
En busca de una voz
El equipo de La Cuarta hace un aporte de consideración al teatro dominicano con este montaje (previamente estrenado en el Festival de Teatro de Marzo Teatral, 2009), que lastimeramente no pudimos disfrutar.
Sigue las huellas de un teatro que ahonda en nuestros problemas ahondando en ellos con herramientas de la ciencia para presentar un producto documentado, serio y con una altura en su expresividad que se sostiene en simbólicos metalenguajes gestuales, en la fascinación del espectáculo que se percibe bien trabajado.
Una propuesta realista y bien desarrollada y que pertenecen a esas que remueven la conciencia. Y hacerlo mediante un rictus estético en el cual el público es sometido desde la primera escena.
El teatro verdadero puede sorprender desde cualquier espacio. Y puede sorprender mucho más cuando sus prendas son grupo de un parto difícil, con elevados niveles de arte, a pesar a la ausencia de patrocinios generosos o de una promoción sostenida y reforzada en los medios de comunicación.
Desde La Cuarta , Espacio Teatral, el asalto y la sorpresa son las ventajas que toman por asalto al espectador que acude a un escenario tras ascender las escaleras de cuatro plantas del Edificio Jaar (Antiguo Edifico La Cucarao). En la
Suite 406. Ahí puede que usted encuentre uno de los mejores secretos teatrales del Caribe.
Muy a pesar de tener ya diez años de trabajo artístico, desde el momento en que abrió sus puertas, en noviembre de 1999 hasta el presente, el espacio teatral La Cuarta primero, es un secreto indescubierto para mucha gente amante del teatro.
10 años de labor
La Cuarta Espacio Teatral es una sala alternativa inaugurada en Noviembre de 1999. Es un equipo sobre el cual hay que poner atención, procurarle más respaldo, mejores condiciones materiales para poder profundizar su trabajo.
Respaldamos el planteamiento que hace Alfonso Quiñones, el editor de cultura y arte popular de Diario Libre, en el sentido de que todos estos grupos de gran valor artístico y conceptual y sin el respaldo pleno del Estado, pasen a tener un espacio en el inaugurado Palacio de Bellas Artes, donde hay disponibilidad, contribuyendo a eliminar la dispersión anónima en que se encuentran, sin tener que abandonar sus espacios originales.
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El teatro La Cuarta tiene en Al Garete, a nuestro modo de ver, la mejor de sus puestas colectivas, entre otras razones por:
El formidable texto en que se apoya, original de la novelista y actriz Julissa Rivera, un nombre sobre el cual llamamos la atención. Tiene potencial y dará mucho de que hablar con el paso de su desarrollo profesional
La dramaturgia logra matizar con maestría los ribetes de un texto dramático-social que constituye una tragedia a voces a la cual el colectivo social se ha acostumbrado.
Las actuaciones convincentes, sinceras y bien logradas.
La sencillez simbólicamente inolvidable de los elementos de escenografía, y en particular el Altar-ventana, la arena de la playa y las aguas del mar y el principal de sus aportes: la yola en movimiento.
El buen aprovechamiento de los elementos técnicos: el diseño de luces, la música original y los efectos especiales y el vestuario.
Lo que se hace en La Cuarta es teatro digno, responsablemente orientado a cumplir una misión, esa de comunicar ideas que golpean y hacen pensar, un teatro orientado a la gente y un quehacer artístico formulado, pese a la falta de espacio y esa dramática falta de recursos frescos que permitan una mejor formulación logística y una promoción que se sienta en los públicos llamados a disfrutar de un teatro que viaja más allá de la primera carcajada, sin desmeritar para nada quienes hacen teatro comedial.
El texto
Cualquiera no cree que un texto tan maduro y firme, tan poético, tan a ratos relajadamente poético o tan firmemente planteado en la denuncia, proviene de una joven escritora y actriz con una apariencia de inocente mujer que vive su adolescencia.
Julissa Rivera logra sintetizar con un texto formidable, las contradicciones sociales que llevan a dominicanos y dominicanas a optar por la escapada hacia el Canal de la Mona en frágiles yolas.
“Si el infiero existe, debe ser como la Zona” dice con sarcasmo una de las viajeras.
En busca de una voz
El equipo de La Cuarta hace un aporte de consideración al teatro dominicano con este montaje (previamente estrenado en el Festival de Teatro de Marzo Teatral, 2009), que lastimeramente no pudimos disfrutar.
Sigue las huellas de un teatro que ahonda en nuestros problemas ahondando en ellos con herramientas de la ciencia para presentar un producto documentado, serio y con una altura en su expresividad que se sostiene en simbólicos metalenguajes gestuales, en la fascinación del espectáculo que se percibe bien trabajado.
Una propuesta realista y bien desarrollada y que pertenecen a esas que remueven la conciencia. Y hacerlo mediante un rictus estético en el cual el público es sometido desde la primera escena.
El teatro verdadero puede sorprender desde cualquier espacio. Y puede sorprender mucho más cuando sus prendas son grupo de un parto difícil, con elevados niveles de arte, a pesar a la ausencia de patrocinios generosos o de una promoción sostenida y reforzada en los medios de comunicación.
Desde La Cuarta , Espacio Teatral, el asalto y la sorpresa son las ventajas que toman por asalto al espectador que acude a un escenario tras ascender las escaleras de cuatro plantas del Edificio Jaar (Antiguo Edifico La Cucarao). En la
Suite 406. Ahí puede que usted encuentre uno de los mejores secretos teatrales del Caribe.
Muy a pesar de tener ya diez años de trabajo artístico, desde el momento en que abrió sus puertas, en noviembre de 1999 hasta el presente, el espacio teatral La Cuarta primero, es un secreto indescubierto para mucha gente amante del teatro.
10 años de labor
La Cuarta Espacio Teatral es una sala alternativa inaugurada en Noviembre de 1999. Es un equipo sobre el cual hay que poner atención, procurarle más respaldo, mejores condiciones materiales para poder profundizar su trabajo.
Respaldamos el planteamiento que hace Alfonso Quiñones, el editor de cultura y arte popular de Diario Libre, en el sentido de que todos estos grupos de gran valor artístico y conceptual y sin el respaldo pleno del Estado, pasen a tener un espacio en el inaugurado Palacio de Bellas Artes, donde hay disponibilidad, contribuyendo a eliminar la dispersión anónima en que se encuentran, sin tener que abandonar sus espacios originales.
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