(Fuera de consideraciones políticas, si deseas enviar un mensaje de condolencia a los hijos de Doña Asela Mera de Jorge, Orlando y Dilia Leticia, puedes hacerlo al blog de Orlando:
Orlando y Dilia Leticia:
No pude estar con ustedes en la despedida de su madre, pero deseo me sientan a su lado.
No pude estar con ustedes en la despedida de su madre, pero deseo me sientan a su lado.
La partida de toda madre (sobre todo inesperada) desconsuela y desconcierta).
Y ante el dolor los hijos suelen preguntarse
¿Por qué a nuestra madre?
¿Por qué a nosotros?
¿Por qué así?.
¿Por qué tan inesperado?
Nadie tiene la respuesta. Ni la culpa.
La vida es un circulo que se mueve al infinito y al cual llegamos para un día, no anunciado ni esperado, partir.
Claro que duele.
Claro que nadie se puede poner en el lugar de ustedes.
Y duele más cuando la madre que parte , ha sido más que eso.
Esa madre ha sido constancia.
Ha sido Amor.
Ha sido Amistad plena.
Ha sido Apoyo.
Ha sido Fidelidad.
Ha sido Lealtad a la familia y sobre todo a su marido.
En el poder.
Fuera del poder,
En la silla presidencial.
Claro que duele.
Claro que nadie se puede poner en el lugar de ustedes.
Y duele más cuando la madre que parte , ha sido más que eso.
Esa madre ha sido constancia.
Ha sido Amor.
Ha sido Amistad plena.
Ha sido Apoyo.
Ha sido Fidelidad.
Ha sido Lealtad a la familia y sobre todo a su marido.
En el poder.
Fuera del poder,
En la silla presidencial.
En el ambiente suntuoso del Palacio Nacional.
En cada uno de los callejones visitados.
En la sonrisa de cada niño o niña asistidos.
O junto su marido y ustedes en el banquillo de los acusados.
Con toda la presión del mundo.
En medio de tantas fuerzas encontradas,
Donde cada quien procuraba lo suyo.
Y educarles a ustedes como hijos nobles, ejemplares y dignos, en este marco, no debió haber sido sencillo.
Hoy ella esta en paz.
Hoy queda sólo su memoria.
Queda su ejemplo.
Comparto en la medida en que es posible, su dolor.
Ese dolor, comprensible y justo, nos lacera a todos.
O junto su marido y ustedes en el banquillo de los acusados.
Con toda la presión del mundo.
En medio de tantas fuerzas encontradas,
Donde cada quien procuraba lo suyo.
Y educarles a ustedes como hijos nobles, ejemplares y dignos, en este marco, no debió haber sido sencillo.
Hoy ella esta en paz.
Hoy queda sólo su memoria.
Queda su ejemplo.
Comparto en la medida en que es posible, su dolor.
Ese dolor, comprensible y justo, nos lacera a todos.
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