Cristian Hernández es uno de los pilares del humor social desde el altar de su pluma como inteligente caricaturista de El Nacional (donde va a cumplir 20 años de labor), función que le ha servido para desplegar las alas de su visión crítica.
El caricaturista esencial no es complaciente. Está compelido a fijar posiciones con unos trazos y su norma es la inconformidad, la protesta, la voz alternativas que se identifica con la gente.
En este caso, Hernández se luce con el juego de símbolos y deja ver su juicio en torno al rol del legislador, que no ha salido muy bien tras todo lo que se ha denunciado sobre sus actuaciones.
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