Luis Adames, fallecido hoy por un shock anafiláctico luego de ser anestesiado por corregirle una hernia discal en la Clínica Gómez Patiño, no era una persona conocida ampliamente por el público, pero su trabajo - el de recepción y manejo de los cables internacionales y la edición de la versión digital de El Nacional- era recibido diariamente por la gente, que no sabe quien estaba tras ese servicio. Hoy, la sensación de dolor se hizo cobertura triste en la redacción de El Nacional, donde la noticia quedo como llama angustiante y ardiente en los que hasta hoy hemos sido sus compañeros de trabajo.
Adames, compañero inolvidable y que comenzamos a apreciar ahora que se ha marchado inesperadamente, era terriblemente muy organizado y metódico, dotado de un chispeante sentido del humor y premiado con un nivel de inteligencia intuitiva que hacia placentera el pasar un rato a su lado. No se trata de la gentileza obligada que condiciona a hablar bien de quien ha muerto. Era una persona valiosa, servicial y notablemente solidaria.
Adames, que entró a El Nacional hace 23 años como chofer, estudio comunicaci{on en el Instituto de Periodismo fundado por Salvador Pitaluga, para hacerse digno de ser considerado de un nombramiento como encargado de cables para la redaccón central. En su desempeño mostró una notable capacidad para gerenciar los contenidos de internet, por lo cual se le agregó a sus funciones la de editor de la página web de El Nacional.
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