
Adames, compañero inolvidable y que comenzamos a apreciar ahora que se ha marchado inesperadamente, era terriblemente muy organizado y metódico, dotado de un chispeante sentido del humor y premiado con un nivel de inteligencia intuitiva que hacia placentera el pasar un rato a su lado. No se trata de la gentileza obligada que condiciona a hablar bien de quien ha muerto. Era una persona valiosa, servicial y notablemente solidaria.
Adames, que entró a El Nacional hace 23 años como chofer, estudio comunicaci{on en el Instituto de Periodismo fundado por Salvador Pitaluga, para hacerse digno de ser considerado de un nombramiento como encargado de cables para la redaccón central. En su desempeño mostró una notable capacidad para gerenciar los contenidos de internet, por lo cual se le agregó a sus funciones la de editor de la página web de El Nacional.
0 Comentarios