La profunda reflexión de Haffe Serulle sobre la misión social del prostíbulo, como espacio de vuelo y de autenticidad de las pasiones y los deseos, son plasmadas por un grupo de actores y actrices que vuelve a insistir el la validez de una forma singular y visceral de hacer lo escénico, liberado del compromiso complaciente o de los requerimientos de taquilla.
Es juego de la escena que va conformando un estilo, una escuela, una corriente escénica en la cual se conquistar el espacio escénico con nuevas (que en realidad son viejas) expresiones del teatro realizado desde una perspectiva que integra el instrumental de la voz gutural, el movimiento cuidado y en parsimonia con sus característicos personajes marcados por la soledad, el dolor o el abandono.
Ya antes, con sus proyectos anteriores, el maestro ha mostrado su inclinación por el teatro hecho a partir de elementos de utilería simples y simbólicos, con maquillajes desternillantes de la lógica de maletín, ha provocado el mismo efecto de sorpresa, auto, acusación intima e individual y reivindicación de textos de trascendencia tanto dominicanos e internacionales de gran belleza.
En este caso, escribe el propio Haffe.
Haffe, como maestro de teatro, ha tomado la escena con la visión que trasciende sus clases por contrato y vive y es el teatro, apoyado en un grupo de jóvenes animados por la misma pasión: la expresión de verdades o no- verdades, de la incitación para repensar la vida a partir de ángulos de la verdad que no son comúnmente aceptadas por la indolencia vestida de azul o por la propia irresponsabilidad de admitirse cada quien cómo realmente es. Hipocresía que encuentra quien la denuncie.
Apoyado en un hermoso y poética texto suyo, Haffe nos desparrama verdades, por expresión de sus “muchachas” del carmesí burdel en que hunde al público en el Espacio Dos de su propuesta, cuando estas dicen: “Coman de nuestra carne. Hagan nuestra historia. Plasmen nuestra trascendencia. Ahogados quizás por la rutina, o aturdidos por la idiotez, vengan a nosotras sin miedo.”
Mientras que otra agrega : “Esta sangre derramada en mi cuerpo es sangre de lluvia, calor y frío. Es sangre de volcán, desierto y río. Y es sangre de mar y de regiones muertas. Es tu sangre y es la mía. Igual estas heridas, unas cicatrizadas, otras abiertas todavía. Son mis heridas, las mías y las suyas.”. Tal es la belleza de todo el texto, cónsono con una estructuración de lo teatral que produce el gusto por la estética modernista, actual y desafiante.
Lo que logra el Haffe Serulle es acercanos a nostros mismos, a nuestra bajas pasiones inmencionables, al plantear el Prostibulo como uno de los pocos espacios de autenticidad para la fantasía y el deseo..
Ese teatro que nos presenta como amigas malhumoradas, nuestras propias bajas pasiones. un teatro que cuestiona a partir de un uso de la voz casi olvidado y que proviene del quehacer griego. Sonidos y movimientos que marcan la conciencia, de movimientos y armónicas voces que ha hablando o cantando, entonando cada idea, nos subvierten y mueven lo inconmovible en el fondo del alma.
Vestuarios, luces, risas, clamores e ideas que persiguen solo ser expresadas, sin importar cuanta gente pueda pagar taquilla o cuan grande sea el teatro en que se represente. Un teatro de guerrillas que busca concretar el compromiso con el arte y el respeto por tablas, retomando el singular asimilado de que el teatro es la vida y que la vida es teatro. Puro o impuro ¡qué más puede dar!
El aplauso del público, al final, queda igualmente rasgado por la incertidumbre de saber si en realidad, lo presentado aquí, fue una denuncia de lo que en realidad hemos sido en silencio.
Es el proyecto de un grupo de egresados (2004.2007) que decidieron, en lugar de buscar individualmente colocación en el cartelera comercial, crear una compañía propia, orientada a nuevas formas teatrales que representen lo caribeño y universal. Su objetivo es investigación y compromiso.
Los talentos son Licelote Nin, Cindy Galán, Santiago Alonso, Robelitza Pérez, Karina Valdez, Stuart Ortíz y Paloma Palacios. La dirección y dramaturgia son de Haffe Serulle.
Vale por el Otro Teatro.
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